Capítulo 9. El amor puede con todo, o eso dicen.

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Narra Anna

Busqué a Jerome por toda la casa pero parecía no estar allí. Debía decirle que su oportunidad iba a ocurrir aquella misma noche. Cameron no se tomó mal que fuera a salir con Jerome. Lógicamente no le comenté nada sobre sus sentimientos hacia mí, y de momento no iba a hacerlo. Darle una oportunidad a Jerome no iba a significar nada en el sentido de dejar a Cameron de lado, no iba a hacer eso. Si una persona me besa y encima me regala una de sus camisetas más preciadas no podía dejarle sin siquiera una explicación.

El día pasó rápido y yo seguía sin saber nada de Jerome, hasta que él mismo me mandó un mensaje.

"Anna, Cameron me ha comentado algo de que no puedes salir con él porque has quedado conmigo. No sabía nada de eso pero le he seguido la corriente. Supongo que eso significa que me vas a dar una oportunidad. Me gustaría que estuvieras lista a eso de las 8. No te arrepentirás"

Aquel mensaje me tranquilizó por Cameron, y a la vez me tenso bastante. Skylynn se había quedado dormida después de haber jugado unas dos horas con sus caballos de juguete. Además, jamás había conocido a una niña que comiera tanto, era una bestia, pero era gracioso. Intenté tumbarme en mi lado de la cama, pero fue imposible, Skylynn lo ocupaba todo. Decidí vestirme y salir a la fría calle de Nueva York. Como eran las 5 de la tarde mucha gente volvía a sus puestos de trabajo después de su descanso para comer. Mi móvil vibró debido a una nueva notificación. Lo desbloqueé  y mi corazón empezó a latir a mil por hora. Observe como mi vine cantando había llegado al millón de bucles y aumentaban rápidamente. Sonreí de oreja a oreja y intenté contener mis ganas de saltar, gritar y decirle a el mundo que lo había conseguido. Llegó un nuevo mensaje a mi móvil con el nombre de Cameron. Lo abrí.

"Acabo de ver que has llegado al millón de bucles, ¡enhorabuena! Espero verte luego y así poder darte tu regalo"

¿Regalo? No sabía a qué se refería pero me emocionó mucho que hubiera sabido que había llegado al millón de bucles

Miré mi reloj. Se me había hecho demasiado tarde, eran las 7 y se suponía que a las 8 debía estar lista para salir con Jerome. Aligeré mi paso dirigiéndome al apartamento. La noche caía sobre la gran ciudad, haciendo que la gente regresara a sus casas o se refugiara en uno de los grandes centros comerciales que ocupaban gran parte de la calle. Cuando llegué a casa Skylynn se encontraba junto con Nash y Cameron jugando a un juego de carta que parecía que se acababan de inventar.

- Yo lucharé con el seis de corazones, porque el amor puede con todo.- Dijo Skylynn mientras colocaba una carta en el centro de la mesa.

- De verdad hija mía eres una cursi de narices, yo no se quien te habrá enseñado esas cosas.- Cameron miraba a Skylynn como un bicho raro por haber comentado aquello sobre el amor, y parecía que a Cameron no le había gustado mucho.

Sacudí la cabeza conteniendo la  risa, ya que parecía que ninguno de los tres presentes se había dado cuenta de mi aparición en la sala. Dirigí mi cuerpo hasta la habitación, dejando caer mi trasero en la cama, mientras soltaba un largo suspiro. Después de ese segundo de descanso abrí mi armario y cogí ropa simple. Unos vaqueros negros con manchas que parecían hechas con pintura, y una camiseta ancha con un estampado de la cara de un tigre. Metí todas mis cosas en un bolso vaquero ancho y rocié mi cuello y mis muñecas con un perfume bastante caro que me regalaron mis padres por mi decimoséptimo cumpleaños. Estaba lista.

En el salón seguían los dos idiotas de Cameron y Nash, que intentaban fastidiar por todos los medios a la pequeña Skylynn.

-¿Puedo jugar?- Acerqué una silla y la coloqué alrededor de la mesa, entre Cameron y Skylynn, y me puse encima.

Guerra de viners (Jerome Jarre, Cameron Dallas, Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora