Bueno, digamos que logre controlar un poco mejor mi poder mágico, así que ya soy un poco más parecida a ti, y logre hacer un ataque así – dijo y comenzó a canalizar otra vez la magia en su dedo generando una pequeña bola que disparo – me alegro por ti Amalia – dijo abrazando a Amalia – jeje, gracias.
Pero aquel momento se vio interrumpido por ruidos, los arcanos buscaban alimentarse, estaban hambrientos y ellas eran su festín, así que comenzaron a correr, pero se podían oír cada vez más cerca, pero lo que rompió con todo fue oír una fuerte risa entre los libreros.
Las bestias los encontraron, entre ellas el gran dragón, todos eran al menos ascendidos, eran muchos, por lo que no tuvieron más remedio que
Amalia les lanzaba pequeños disparos, pero no tenían mucho efecto, más que abollarlos o resquebrajarlos más, no podía llegar a concentrar tanta energía como le gustaría para disparar.
Entonces decidieron subir a las estanterías y de un salto ambas subieron, esta vez Amalia por su cuenta, lo cual sorprendió a Gaia, pero no era momento de comentárselo.
Los Arcanos iban derribando los libreros y ellas iban saltando de uno en otro tratando de no caer, de no ser derribadas, hasta que en un punto pararon, pero se alzó el dragón hasta donde estaban ellas, su boca se abrió y de ahí salió una figura femenina.
Parecía dormida. Gaia sentía algo al verla, la reconocía, era alguien que dejo de ver hace mucho, la veía con detenimiento, y entonces su cabeza comenzó a dolerle, y por sus ojos podía vislumbrar sus recuerdos.
Veía como una chica se hacía en un arcano, como su piel se oscurecía hasta volverse como el ébano, como mientras se movía se creaban grietas en su piel de donde comenzaba a brota el líquido morado típico de los arcanos, se veía encerrada entre paredes de roca sólida, veía a otras dos chicas, y a lo lejos veía una chica saliendo de aquella prisión, pudo ver que en sus labios decía algo, pero no recordaba, o quisa no quería recordarlo, y desapareció.
Ji...ji...Jinx– dijo y comenzó a endurecer sus puños, Amalia vio como en la cara de Gaia se comenzaba a dibujar ira, esta le soltó un golpe a la figura, y entonces esta despertó. Lanzo un fuerte grito que dejo paralizada a Amalia, pero se veía como Gaia quería lanzar otro golpe.
Al observar abajo Amalia vio que otros Arcanos iban subiendo por los estantes, y no solo ascendidos o arcanos, si no que lograba ver sirenas también, si no huían podrían morir ahí, así que tomo a Gaia del brazo y salto.
¡Suéltame! Debo...Debo – Lo importante es ponernos a salvo, alerto a más Arcanos, debemos irnos – interrumpió Amalia - ¡No! Tengo que matarla – dijo Gaia y trato de saltar, pero Amalia la detuvo – no sé qué tienes contra ella, pero debemos irnos ahora mismo – Gaia vio que los arcanos se aproximaban a gran velocidad, así que decidió hacerle caso a Amalia y se fueron de ahí.
Mientras saltaban de librero en librero podían vislumbrar el centro a la lejanía, se veía ya que tenía una especie de brillo mágico que alejaba la niebla como de polvo que cubría al laberinto de libreros, así que comenzaron a apresurar el paso, rezando porque sus amigas estuvieran ahí, sanas y salvas. Ya estaban cerca, así que bajaron de los estantes y comenzaron a correr hasta el centro, se veía una especie de domo, pero ambas lo atravesaron.
Adentro se veía un desolador paraje, era gris como en las estanterías, había estantes muy pequeños repletos de libros y mesas cerca de ellos, al centro había una mesa redonda que rodeaba unas escaleras de caracol de hierro que eran totalmente obscuras, al mirar arriba se veían como interminables, pero se podía ver un algo blanco al final de ellas, se veía un gran circulo y de él bajaban candelabros que iluminaban apenas todo ese lugar.
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Amalia Mágica
FantasyAmalia, una chica normal que un día es atacada por una bestia rara, es salva por una chica mágica y entonces descubre que la magia existe en su mundo, y esto cambiara su vida