Capítulo 4

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- No puede ser ¿Sigues escribiendo? - dijo Minho posando 2 vasos con bebidas sin azúcar en la mesa.

- Dijiste que anotara todo lo que quisiera.

- Si pero es cómo una carta para Santa, no vas a tener todo lo que pidas.

- Bien, entonces termine - le entregó la hoja que el mayor le dió para que anotara las cosas quiere hacer o experimentar.

Fue lo mejor que se le pudo ocurrir con tantas limitaciones, servía que así descubría un poco que le gustaba al chico.

- De acuerdo veamos. Un celular nuevo, pinturas nuevas, ir a un concierto de Day6 ¿Te gusta Day6?

- Los escucho todo el tiempo con mi papá.

- Okay. Visitar el museo de arte y el estadio, viajar, cantar enfrente de mucha gente, asumo que te gusta cantar.

- Sí, si no fuera por mi condición me hubiera encantado ser artista.

- ¿Besar a alguien? ¿No has besado a nadie?

- Shh callate.

- Lo siento, solo que creí...no importa, yo te ayudaré. Sigamos, enamorarme - lo miró con un poco de burla y volvió a la lista a leer la última opción - Ver feliz a papá de nuevo - dijo con tono triste.

Hubo un momento de largo silencio.

- De acuerdo, deja se lo envío mi padre para que no piense que le estoy robando cuando vea su cuenta vacía.

- ¿Estás seguro que no se molestará?

- Neh, mi papá ya ni sabe en qué gastar el dinero, le estaríamos haciendo un favor.

.

- ¿Por qué lo compramos a 2 años?

- Porque así es mejor, te roban menos.

- Ni si quiera sé si yo vaya a durar dos años.

- Pues sino lo devolvemos, mientras aprovecha - dijo Minho saliendo de la tienda de electrónicos en donde le había comprado un celular a Jisung.

- ¿Minho?

- ¿Momo? ¿Que haces aquí?

- Pregunto lo mismo ¿Por esto huiste? ¿Eres niñero o qué? - preguntó con un poco de burla viendo al menor a lado de Minho.

- No, es mi hermano ¿No nos parecemos? - Momo torció los ojos.

- ¿Te veré esta noche?

- Probablemente, te llamo - Momo se despidió de Minho con un beso en la mejilla y se fue.

- ¿Quién es ella? - preguntó serio.

- Ella es... Una amiga.

- Ajá.

- No te voy a explicar mi vida, solo camina, aún nos queda mucho.

Fue una tarde productiva para los 2 jóvenes, visitaron muchas tiendas buscando materiales para que Jisung pudiera pintar, fueron al museo y ahora se encontraban en una plaza con Jisung en una máquina de realidad virtual que le daba un tour por el estadio al que tanto quería ir, ya que esté les quedaba un poco lejos y no podían viajar y esto fue lo mejor que se le ocurrio. Minho lo miraba sonriente pensando en cómo alguien de su edad podía ser feliz con cosas tan simples. Al terminar el recorrido estaban listos para regresar a casa.

- ¿Que tal? ¿Te gustó?

- Me encantó. Muchas gracias Minho - dijo el menor muy contento por lo que acababa de experimentar.

Pero la felicidad no duró mucho ya que empezó a sentirse muy débil, le faltaba el aire, le dolía el pecho y de repente se desplomó en el suelo.

- ¡¿Jisung?! ¿Estás bien?

- El tanque - dijo apenas.

- Si si el tanque - Minho los buscó con su mirada en pánico - bien Jisung quedate aquí ahora vuelvo.

Y así Minho salió a todas las tiendas en las que habían estado en busca del bendito tanque de oxígeno que no supo en qué momento lo perdió de vista, pero para su mala suerte no se encontraba en ningún lado. Una vez que regresó a donde estaba Jisung lo encontró aun en el piso pero con el tanque ya puesto.

- Estaba en el baño - dijo un señor que se encontraba a lado del más joven - ¿Usted es quien lo acompaña?

- Si.

- Estará bien, solo no le quite el tanque y llevelo a reposar. Tiene suerte de que sea médico y que el tanque estaba cerca, de no ser así el chico no lo habría logrado.

Después de que Jisung se estabilizó regresaron a casa en un taxi en completo silencio, Minho se sentía muy culpable.

- No voy a seguir con esto, es demasiada responsabilidad, lo siento - rompió en silencio el mayor.

- Entonces ¿Porque viniste en primer lugar?

- Para ayudarte, para que experimentes cosas diferentes pero no sabía que sería así de difícil, no puedo. Te ayudaré de otra forma pero no puedo cuidar de ti.

- No necesito de tu ayuda y mucho menos tu lastima, tengo 19 años, puedo cuidarme solo.

- No es lastima...

- Sé que te mandó el doctor como una obra altruista para que no me deprima y siga con mi medicación pero no necesito de esa mierda, nunca lo necesité.

Minho iba a contradecir a Jisung pero había mucha razón en lo que dijo así que  no dijo nada y siguieron el camino en silencio. Llegando al edificio de Jisung el menor entró al elevador y cerró la puerta tras de él, pero el brazo del mayor no se lo permitió.

- No te puedo dejar sólo.

- ¿Qué te importa? Ya no es tu problema.

- Ya dije que lo siento Jisung, pero podemos seguir en contacto si necesitas algo.

- No, no me interesa, déjame ir.

- Tienes mi número y yo el tuyo - dijo el mayor para así dejar ir al menor.

Se sentía enojado, no le gustaba que la gente sintiera lastima o pena por el solo por estar enfermo, pero lo que más le pegaba en el ego era que la lastima venía de alguien no tan mayor a él y muy atractivo. Quería ser normal y relacionarse con alguien tan atractivo gracias a su personalidad, no por un acto de caridad.

 Quería ser normal y relacionarse con alguien tan atractivo gracias a su personalidad, no por un acto de caridad

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Haz me volar: MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora