─ ¡Quiero Ser Famoso! ─Exclamo el pequeño niño levantándose de su asiento.
─ Pero, cariño, ya lo eres.
Tenía razón, en cierta parte ya lo era, sus padres eran dos empresarios famosos reconocidos mundialmente, y, él al convertirse en su hijo también...
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— ¡Abuelita Paola! —Corrió hacia los brazos de la recién mencionada.
— ¡Hola, mi bebito hermoso!—Alzó al pequeño en sus brazos.— ¿Cómo está el bebé más lindo que conozco?
— Estoy bien, abuelita.
— Hola, mamá, gracias por preguntar como estamos Ari y yo.
— Ah, hola, hijo, perdón, es que me emocioné de ver este hermoso niño. —Frotó su nariz con la del infante.
— Genial, ya me cambió por su nieto. —Rodó los ojos.
— No estés triste, papi, mi abuela Paola también te quiere ¡Y te quiere mucho!
— Lo sé, Mi Amor, solo exagero. Es imposible no quererme.
— Yo confirmo eso.—Dijo su pareja.
— Bueno, bueno. —Dejó al infante en el suelo.— Como me dijeron que mi nieto más pequeño iba a venir, hice algo muy especial...~ —Canturreó.— Y quiero que ese niño hermoso lo adivine.
— Quiero una pista, por favor.
— Vale, vale. —Soltó una risa.— Es un postre que a tí te encanta mucho que yo haga.
— ¿Mermelada?
— Nop.
— ¿Helado?
— No, ¿Otra pista?
— No, yo lo quiero hacer solo... —Recordó los muchos postres y dulces que su abuela le preparaba.— Mmm... ¿Puré de manzana?
—Uy, pero que niño más inteligente. Ven, vamos, que sé que no te puedes esperar para comer.
— ¡Yupi!
El pequeño siguió a la mayor hacia la cocina.
— ¿Cuándo le dirás a tu mamá el porque vinimos? —Preguntó el pelirrojo a su esposo cuando la mayor y su hijo se fueron de la habitación.
— Luego. Ahora solo déjala que pase tiempo con Sam, que él está Feliz de volver a verla.
— De acuerdo, pero no te irás sin decirle, que te conozco, Andrés Saavedra.
— A veces te odio, Ari.
Mientras la pareja hablaba en la sala de estar el infante estaba siendo consentido por su abuela, lo llenaba de besos y mimos.
— Abuelita, ¿Sabías que yo salí en la tele? —Preguntó jugando con la comida.
