─ ¡Quiero Ser Famoso! ─Exclamo el pequeño niño levantándose de su asiento.
─ Pero, cariño, ya lo eres.
Tenía razón, en cierta parte ya lo era, sus padres eran dos empresarios famosos reconocidos mundialmente, y, él al convertirse en su hijo también...
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— ¡Ay, Dios mío, que adorable!
Claro que lo era, ¿A quién no le parecería adorable ver al pequeño Sam abrazando un osito de peluche? Le habían maquillado su carita con un pequeño y suave rubor, cosa que lo hacía verse más tierno aún.
— Gracias. —Susurró un tanto avergonzado, pero sonriente.— ¿Ahora que tengo que hacer, Señor Antonio?
— Bueno, Sam, solo debes de jugar con el peluche, abrázalo, mueve sus patitas con tus manos o lo que quieras y cuando yo te lo diga le vas a dar uno de los dulces.
Al menos tendría que hacer algo fácil y divertido, escuchó el aviso de que habían iniciado la grabación, volteó el peluche quedando cara a cara, sonrió y lo abrazó con cariño, prefería a su Dinosaurio Rex, pero bueno, era lo que había.
— Ahora agarra uno de los dulces a tu costado y has como si le estuvieras dando de comer un dulce al oso.
Hizo lo que se le pidió, todos en ese lugar estaban mirando atentamente al infante, era muy lindo y llamativo como para no hacerlo.
— Creo que después de esto aprenderé a ponerle rubor. Se ve aún más lindo de lo que ya es. —Susurró el menor de sus padres a su pareja.
— Le diré a Cache que te ayude. —Respondió en el mismo volumen.
Luego de una hora más por fin terminaron, el pequeño estaba algo cansado, le dolían sus suaves y redondetes cachetes de sonreír tanto.
— ¿Ya nos vamos a casa, papá Raptor? No le cambié el pañal a Nico y ya debe de tener hambre.
— Nico estará bien, Mi Amor, además lo están cuidando como a Bruno, Nobu, Teo y Taiga.
— Pero yo también quiero irme ya extraño a Rex...
— En unos minutos ya nos vamos, tranquilo.
— Eso me dijiste hace rato y seguimos aquí.
— Te dije eso porque yo también pensé que ya íbamos a irnos. Mejor pregúntale a papi él sabe más.
Caminó hacia un banco cercano, allí estaba el menor de sus padres tomando un café.
— Papi, Papi. —Dijo tratando de llamar la atención del mayor.
— ¿Ah, sí? ¿Qué pasa, cariño?
— Es que ya quiero irme, extraño a Rex y a Nico. No le he dado de comer ¡Y Nico aún es un bebé! Y Rex necesita su cariño diario.
