— Ya llegamos.
El infante se emocionó con tal palabra, esperó a que lo ayuden a bajar de aquel auto, digamos que sus padres no habían pensado en tener un hijo cuando lo compraron, era algo alto y no podía subir ni bajar solo.
— Vengase, mi niño hermoso.
Lo ayudaron a bajar mientras lo mimaban, era su bebé consentido y demostrarle su amor en público no era nada nuevo. En unos minutos ya estaban hablando con el director de aquel comercial mientras el infante jugaba con un ábaco, le parecía muy increíble aunque no sabía para que se usaba, seguramente luego preguntaría sobre eso.
— Bueno, ya les dije todo lo que tengo pensado para su niño, no es muy pesado ni muy cansado para él, además solo Nos tomaría entre hoy y mañana, no queremos que haga mucho.
— Por mí bien.
— Entonces solo deberíamos esperar a mi ayudante, sabe más sobre niños y creo que le caerá bien a su pequeño.
Esperaron aproximadamente unos diez minutos hasta que una chica castaña con lentes llegó, traía una sonrisa en su rostro.
— ¡Buenos Días! Perdón por la tardanza. —Se disculpó.
— No hay de qué preocuparse, Sam.
— ¿Qué pasó? —Se escuchó la suave voz del pequeño.
— Oh, no, no es a tí, bebé, es que a la Señorita también le dicen Sam.
— ¿Tú también te llamas Sam?
— En realidad me llamo Samanta, pero me dicen Sam.
— ¡Que guay! Yo también me llamo así. Bueno, no me llamo Samanta como tú ¡Pero sí me llamo Sam!
— Soltó una risa.— Debí suponer un niño tan lindo debe de tener un nombre tan lindo como él.
Siempre recibía palabras como esas, en su escuela, el trabajo de sus padres, en casa y con su familia, puede ser que sea por ser el menor de todos sus primos en ambas familias o por ser el hijo de los mejores empresarios de su país, siempre había alguien que lo mime y consienta.
En unos minutos ya estaban en un gran estudio con muchas personas con cámaras y una mesa blanca decorada con unos dulces en el centro, el infante estaba impresionado, nunca había visto un lugar así o al menos no uno en el que no estuvieran grabando en vivo.
— Necesitamos que te pongas detrás de la mesa, ¿Sí, pequeño?
— ¿Puede ir mi papi conmigo?
— Bien, pero solo será por un momento porque luego vamos a comenzar grabar y solo debes de ser tú, ¿Está bien?
Asintió mientras tomaba más fuerte la mano del menor de sus padres, cuando ambos estuvieron detrás de la mesa se vio un problema muy notorio, la cabeza del niño apenas se notaba, estaba de puntillas y aún así solo se veían sus pequeños ojitos.
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• Como Convertirse En Famoso Con Sam •
أدب الهواة─ ¡Quiero Ser Famoso! ─Exclamo el pequeño niño levantándose de su asiento. ─ Pero, cariño, ya lo eres. Tenía razón, en cierta parte ya lo era, sus padres eran dos empresarios famosos reconocidos mundialmente, y, él al convertirse en su hijo también...