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15 de junio del 2018.

Han pasado dos dias, no he sabido nada de Easton porque mi padre me quito el móvil y él no se ha dignado a venir.

Sin embargo me alegro que sea así, no quiero que venga a mi casa y escuche mi estómago rugir como tractor porque no he comido desde ayer.

Suspiro escuchando los gritos de mi padre, el no entiende que mi madre no le contestara porque la está hostigando, demasiado y ella solo está trabajando, pariéndose el lomo por nosotros.

Mi hermana le pide hablar con ella, enviarle un mensaje y el golpe seco me hace alzar la mirada. Las lagrimas brillan en los ojos de mi hermana con una mano en su cabeza.

La golpeó en la cabeza.

Me pongo de pie de inmediato acercándome a ella.

—¿¡Que te pasa!? ¿¡Por que le pegas!?—me grito a él sin poder detenerme.

Mi hermana empieza a llorar y la coloco detrás de mi. Aprieto los puños viendo al ser que dice ser mi padre.

—Yo le hago lo que me da la gana—sisea—ahora lárguense de mi vista o les va peor a las tres—se da la vuelta y se aleja hacia la habitación.

Me giro hacia mi hermana y le limpio las lagrimas.

—Ve a hacer tus tareas, no le hagas caso, no vayas a despertar al bebé.—ella asiente con los ojos llorosos.

Suspiro y me paso las manos por la cara, esto es desgastante.

🖤

17 de junio del 2018.

Me gusta ir al colegio, es el único lugar donde puedo estar en paz y no en el infierno en el que se convirtió mi hogar.

—¿Estas bien? Tienes cara de no haber dormido en días—comenta Naya sentándose a mi lado.

Estamos en recreo, por lo que nos sentamos en un pequeño círculo lejos del ruido.

— Tal vez es porque no ha hablado con Easton en cuatro días—habla Lisa detrás de mi, está haciéndome trenzas, se le da muy bien.

—Si tal vez sea eso—miento—no he tenido crédito.

Odio mentirles, pero no les dire que mi papá no me deja mi propio móvil.

—Vamos, me dijo que vendría hoy por ti. Hablen ya no quiero verlos miserables—se ríe Kyle y medio sonrió.

—Saben porque estoy molesta con el...

—Y créeme que te apoyo por que tienes razón, pero lo mejor que pueden hacer es hablar.—asiento hacia Naya.

—Estoy de acuerdo—murmura Lisa.

Emito un quejido cuando Lisa me aprieta la trenza en el cuero cabelludo.

—Lo siento.

—Como sea, hablen y ya mañana nos cuentas ¿bien?—Kyle me toma la mano y asiento.

—Está bien.

🖤

ANÓNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora