Terapia

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Después de pasar una noche descomunal con mi novia, y una mañana llena de tranquilidad, no creía que el ir con Susie a la terapia pudiera salir tan mal. Bianca me había dejado muy contenta, la verdad es que a veces me sorprendía con las cosas que hacía para que nuestra vida fuera maravillosa. Amaba cada parte de ella, amaba su mente y su alegría, su candidez y su enorme corazón.
Esperaba por Susie sentada en mi sofá cuando escuche mi teléfono sonar.

"Pórtate bien, por favor. Te amo."

Ese mensaje de Bianca me hizo sonreír. Y así como llego ese mensaje, pronto tocaron la puerta. Mi sonrisa se borró para poner una cara seria. Esta era mi oportunidad para "conocer" a mi cuñada. Poco a poco me dirigí a la puerta y allí la encontré como una diabólica muñequita de cerámica que me sonreía como si el mundo estuviese a sus pies.

—¿Estás lista? —preguntó amable.

—Sí. Solo dame un segundo. —Intenté caminar lo más rápido que me permitieron las muletas y fui por mi bolso y mi teléfono. Pronto ya la tenía a mi lado caminando por la entrada de mi casa hacia su auto, el cual era un Optra 2007—. Nunca había visto tu auto —dije para intentar hacerla hablar.

—Mmm... siempre venimos en el coche de tu hermano.

Nos subimos en el auto y nos mantuvimos en silencio por lo que parecieron horas. La veía de reojo y ella se veía concentrada al volante, no me miraba ni nada, casi podría asegurar que se sentía incómoda. ¿Qué estaría pasando por su cabeza?

—¿Quieres decirme algo, Alison? —preguntó ella sorprendiéndome.

—¿Q... Qué?

—Llevas un buen rato mirándome, y podrías pensar que no lo noto, pero la verdad es que es algo escalofriante.

—Lo... lo siento. No quería incomodarte.

Ella no dijo más, sino que continuó conduciendo.

Al llegar al centro de terapias, Susie me acompañó hasta la recepción. Allí di mi nombre completo y la recepcionista aprobó la entrada y pidió que alguien nos acompañara a donde estaba el terapeuta.

Llegamos a una piscina y allí nos encontramos con el terapeuta, un hombre en shorts, moreno y alto, de aproximadamente unos treinta y cinco años. Se veía amable.

—Buenas tardes. Yo soy Michael Miller, tu fisioterapeuta. Tú debes ser Alison.

—Mucho gusto.

—Y tú eres... —Se refería a mi odiosa acompañante.

—Susie, cuñada de Alison —dijo con una sonrisa.

—Bien, es importante llevarse bien entre todos —dijo Michael—. ¿Trajiste tu traje de baño?

—Sí, solo necesito ir a cambiarme.

—De acuerdo. Los vestidores están por allá. —Me señaló hacia la derecha y comencé a ir por allá dejando a Susie con el hombre.

En el baño me cambié y me puse un traje de baño de cuerpo entero que usaba cuando estaba en la universidad. Luego dejé mi ropa en mi bolso junto con mi teléfono y volví con Michael y Susie. Ella me miró y algo en su cuerpo reaccionó de manera extraña. Intenté no darle importancia, y aunque no confiaba en ella, tuve que dejarla a cargo de mis pertenencias.

—De acuerdo, Alison. Lo que haremos en estas primeras dos semanas será algo llamado termoterapia. Entraremos a la piscina y haremos algunos ejercicios para que tu pierna empiece a recordar la fuerza que antes tenía. No te mentiré, dolerá un poco, pero con la ayuda del agua todo será más fácil. —Asentí y por un momento sentí ansiedad.

Tempestad - Inseguridades ocultas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora