Estaba a solo un timbre.
Bianca había insistido en venir conmigo, pero pude convencerla de que yo podía con esto. Dijo que estaría pendiente en todo momento del celular y que si la necesitaba solamente tenía que llamarla.
Y ahora, estando en la puerta de la casa de mis padres, empezaba a cuestionarme. Sentía miedo, tenía vértigo al pensar en solo dar el paso que llevaría todo al desastre. «Respira profundo, Alison. Solo respira.» Miré el timbre una vez más.
Una vez presioné el botón solo quedaba esperar. Ya no había marcha atrás. Miré a los lados; estaba nerviosa, las manos me sudaban y sentía como si la garganta se me estuviera cerrando con cientos de clavos afilados.
Mi madre me recibió en el portal. Ella tenía una sonrisa en el rostro, su cabello negro con canas estaba recogido en un moño alto. Vestía su singular traje de chándal color crema. Las arrugas en su cara la hacían ver más vieja, aunque ella decía sentirse más joven.
—¿Piensas quedarte allí parada? —preguntó sacándome de mi ensimismamiento.
—No... lo siento. Debí llamarlos.
Ella me abrió paso a la casa inmaculada como siempre había estado. Paredes blancas adornadas por cuadros y fotografías mías y de mi hermano Alonso. No lo había mencionado porque no había pensado en él hasta ahora.
—¿Está papá en casa? —Quise saber de inmediato.
—Está en el estudio. ¿Quieres algo de comer o beber? —Mi madre siempre había sido tan hospitalaria que a veces me fastidiaba su perfecta vida con su perfecta moral.
—No, no es necesario. He venido porque tengo algo que decirles.
Ella me miró con preocupación. Hacía tiempo que no venía a casa de mis padres. De hecho, habían pasado tres meses que no los veía. Siempre buscaba una excusa para no asistir a cosas familiares. Me molestaba tener que ocultarles los detalles de mi vida con Bianca o hacer de cuenta de que no tenía pareja.
—Bien, vayamos al estudio entonces y ya nos dirás lo que te inquieta, hija.
Atravesamos el pasillo principal hasta llegar a unas puertas dobles. El estudio de mi padre era grande, casi una habitación completa. Mi madre abrió las puertas dejando ver al hombre que estaba sentado junto a su escritorio leyendo algún documento.
Las ojeras en los ojos de mi padre indicaban que su insomnio había regresado, si no es que estaba haciendo alguna cosa extracurricular, de esas de las que mi madre no podía enterarse.
—Leonel, Alison ha venido de visita. —Este levantó la mirada y vino hacia mí a darme un cálido abrazo.
—Qué bueno que al fin decidiste venir a ver a estos viejos. Te dije que ella vendría pronto Amanda, lo presentí.
La felicidad de mi padre era genuina. Los tres nos dirigimos al sofá para sentarnos. Papá estaba en su habitual traje, sus facciones eran gentiles, pero pronto acabaría con la gentileza que mostraba.
—Alison vino porque tiene algo que contarnos —dijo mi madre, quien de repente tomó la mano de mi padre.
Él también me miró esta vez con un poco de intranquilidad.
—No estarás embarazada, ¿verdad? —preguntó él, como si el hecho de estar embarazada arruinara su fachada de católicos perfectos. Ya saben, primero el matrimonio y luego los hijos. Pfft.
—¡¿Qué?! ¡Claro que no! Es otra cosa.
—Alison, no te hemos visto en tres meses. ¿Qué otra cosa quieres que pensemos? Además, ¿por qué te ves tan estresada?
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Tempestad - Inseguridades ocultas [Completa]
RomansaSinopsis En la vida he aprendido que no somos personas estáticas, que requerimos de movimientos para vivir. También había aprendido que las personas que eliges se vuelven familia, porque a veces tu propia familia te abandona. Bianca era mi familia y...