Capítulo 16

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Mi primera semana de vuelta al trabajo ya se había dado por concluida.

Nicolás continuaba cabreado conmigo el viernes por la tarde a pesar de que llevaba toda la semana estudiando el apoyo a B.S y preparando una estrategia para no dañar a Grupo López. Me estaba esforzando muchísimo para compensar mi arriesgada decisión y que viera que era posible mantener todas las empresas abiertas. No debería haberme llevado trabajo a casa todas aquellas tardes, pero era una manera de matar el tiempo que pasaba sola.

Le estaba dando el espacio suficiente a Eric para no agobiarle con mi presencia o que el me agobiara con la suya. Deseaba pasar cada segundo con él, pero el efecto rebote que algo tan repentino podía hacer en mi, me mantenía las ideas claras.

Lucia había apoyado por completo la decisión de darnos ese tipo de espacio de adaptación, al igual que apoyó que no le dijera a Eric que si en cuanto me mostró el anillo.

A veces me pregunto porque la tenemos como psicóloga. Si solo nos dice que lo estamos haciendo bien.

Si, pero gracias a ella volvía a ser funcional y era capaz de organizarme a mi misma y mis sentimientos.

Sigues con los mismos defectos de fábrica en la sesera, así que tampoco le aplaudas tanto.

Pepito grillo estaba un poco ofendida con ella, ya que Lucia había comentado más de una vez que mi vocecita del subconsciente era más habladora de lo que era en la media de la gente.

Tras asegurarme de que no tenía ningún tipo de enfermedad mental y que sólo tenía una mente demasiado mordaz, acabo siendo otra parte que analizar para ella. Primero me preguntaba algo a mi y luego decía algo como: "¿Y tu voz interior? ¿Está de acuerdo?"

Había pocas veces en las que mi psicóloga decía que algo lo estaba haciendo mal o que no debía actuar así. Me redirigía con preguntas retóricas o planteamientos de escenarios en los que me estallaba la cabeza y tenía que pensar las cosas dos veces.

Lucia era buena en su trabajo, si. Demasiado.

Los fines de semana eran otra historia. Mi tiempo se volvía exclusivamente para Eric, Lizzie y mis amigos, si no estaban hasta arriba de trabajo y de cosas que hacer.

Mi familia era lo siguiente a lo que le dedicaba tiempo, otra decisión tomada después de hablarlo mucho con Lucia. Ellos también necesitaban sanar y superar lo ocurrido, practicando un desapego sano y seguro.

Mi plan familiar y mi plan con Eric y Lizzie se convirtieron en uno antes de que pudiera opinar con una frase tajante de mi madre:

-Eric y Lizzie ya tienen su sitio en la mesa y la comida hecha. Tráelos a casa.

Me quedé con el móvil en la mano y la boca medió abierta de manera absurda mirando a la nada, provocando que Eric pasara su atención de la televisión a mi.

-Mama, no se si... -Intenté decir, tratando de que mi lengua articulara con normalidad.

-Mañana a las dos a comer todos juntos. Descansa cariño.

Y mi madre me colgó.

¡Cristina Manzano colgó a su propia hija! ¡Sin dejarle replicar!

Eric llamó mi atención dándome un apretón en la rodilla cuando miré la pantalla del móvil apagada, aún en shock.

-¿Qué ocurre? ¿Está todo bien?-Preguntó con un toque de ansiedad en la voz.

Subí la mirada hasta sus ojos, sacudiendo la cabeza para centradme.

-Mi madre ha...-Carraspeé nerviosa, ruborizándome levemente-¿Tenéis algo que hacer mañana?

Los meses que fuimos pareja, no mezclamos lo que teníamos con nuestras familias. Mucho menos a Lizzie con mis padres.

Atrapada en el Purgatorio #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora