Capítulo 12

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Caminé bajo el sol abrasador, seguida de cerca por Jude. Ese día era su turno, dejando el de Sara libre. Iba al cine con Claudia, cena romántica, pasar tiempo juntas y recuperar los días que habían pasado sin verse por el trabajo.

Me detuve frente al local acristalado, observando desde fuera a las parejas dentro del mismo. La música sonaba fuerte, tanto que reconocí rápidamente la canción, provocando que sonriera.

Miré el grupo de baile, buscando los rizos color chocolate que reconocería en cualquier parte. Me costó encontrarlos, debido a que ahora lo llevaba tan largo, que se lo había apartado de la frente con una goma de pelo.

Mi sonrisa se amplió aun mas e incluso me reí yo sola. Sabia que si seguía dejándose esas melenas, acabaría cansándose de que los rizos le entorpecieran.

Cogí el tirador de la puerta, entrando dentro del local, seguida de la silenciosa Jude muy de cerca. La clase estaba tan centrada en los pasos del bailarín de caderas estrechas, que no se percató de que la puerta se había abierto.

-¡1. 2. 3. Marco. 5. 6. 7. Marco!-Indicaba Rodrigo chasqueando los dedos al son de la bachata-¡Vamos con ese giro! ¡Otra vez Daniel, Gema! ¡1. 2. 3. Marco. 5. 6. 7. Marco!

Era un grupo de nivel medio que apenas estaban iniciándose con los giros mas básicos en pareja. Rodrigo fue a un par de parejas, ayudándoles con los movimientos de pies.

El ritmo de la música, la gente riendo, bailando, me puso el vello de los brazos de punta. La necesidad de bailar, de unirme a ellos me hicieron marcar con los dedos el ritmo sobre mi muslo. Echaba de menos el baile, el desconectar con el.

-Ahora vamos con la siguiente vuelta...-Continuó mirando los espejos-Esta es muy sencilla, solo tenéis que...

Sus ojos se percataron de las dos figuras contra la puerta y dejó de hablar, entrecerrándolos para analizarnos. Primero miró a Jude y después a mi. Media clase se giró hacia nosotras, percatándose de que la atención del profesor se había ido a la mierda.

-¡¿Ara?!-Gritó incrédulo, girándose tan rápido que se volvió torpe, apartando a los alumnos en su carrera hasta mi.

-¡Ey!-Saludé nerviosa, avanzando otro paso hacia él.

Antes de que pudiera detenerle, me dio un abrazo que casi me asfixia, alzándome en el aire varios centímetros.

-¿Eres tu? ¡Ara! ¡No has respondido a ningún mensaje! ¡Pensaba que...!-Se apartó con los ojos ansiosos, emocionados, cogiéndome de las mejillas-Estas aquí. Eres tu.

Me reí nerviosa al dejar que me examinara, me cogiera de las mejillas, me acariciara el pelo y comprobara que era real.

-Esta mañana en el espejo lo era. Me alegro de que me lo confirmes-Dije con media sonrisa-¿Qué tal?

Su ceño se frunció, sacudiendo la cabeza.

-¡¿Cómo que qué tal?! ¡Después de todo lo que ha pasado me preguntas que qué tal!-Soltó molesto y contento en partes iguales-¡Joder! Llegué a pensar que...

Se quedó callado, ahogándose con sus propias palabras. Volvió a mirarme con los ojos empañados. De nuevo, me abrazó con fuerza.

-Pensé que no volvería a verte-Susurró con la voz ronca.

Mierda.

Debí de imaginarme algo así, debí de suponerlo.

Un carraspeo nos hizo separarnos, con Rodrigo centrándose en sus alumnos, sin soltar el abrazo de ambos.

-Acabamos la clase aquí-Dijo con la voz bastante afectada-Recuperaremos los quince minutos otro día, si no os importa.

La gente me miró con cierta curiosidad. Bajé los ojos al suelo, soltándome de su agarre.

Atrapada en el Purgatorio #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora