Él pasa agradables tardes en compañía de su padre, disfrutando el aroma fresco que les ofrecía Green Hills.
Con está pequeña y repetitiva rutina, días tan tranquilos en un pueblo pintoresco, todo siendo como el día anterior.
Tiene una vida pacífica...
Ha pasado un tiempo, Daniel pudo rehacer su vida con su padre después del doloroso abandono de su madre, él y su padre John pudieron vivir cómodamente en Green Hills.
Un pueblo lleno de habitantes amables, todos se conocen entre si y eso reconforta a Daniel. Quien tenía un refugio en la gente de su adorado pueblo.
La brillante mañana había despertado al perezoso chico, quien se preguntaba que podría hacer para que su vida en su amado lugar fuera más emocionante. Bostezó un poco agotado y se dispuso a bajar para desayunar con su padre.
Al bajar a la cocina, John le recibió con una cálida sonrisa a su hijo, le revolvió los cabellos y le sirvió su desayuno. Cómo son las vacaciones de verano, Daniel tiene permitido quedarse hasta tarde trabajando en sus proyectos, así que la anterior noche no durmió muy bien.
—¿Terminaste el proyecto que tienes para presentarle a...?—John no pudo terminar de hablar, su hijo estampó su cara en el mesón.
John se sentó al lado de su muchacho, acarició una vez más sus cabellos e imitó la acción antes hecha por su pequeño diablillo.
—Papá...¿Crees que a él le guste mi proyecto?...es un prototipo que he estado refinando para su uso pero...yo temo estropearlo todo y que al final no pueda hacer nada genial con mis futuros proyectos o mi vida—un pesado suspiro salió de los labios del menor.
—Hijo, tú ya eres genial, tus proyectos son igual de asombrosos que tú. Lograste tanto en tan poco tiempo...¿Qué te hace pensar que no eres genial?—suavizó su voz y le miro amablemente.
—No es eso, es que yo quiero lograr más, quiero que mis proyectos sean reconocidos y respetados. Quiero que todo el mundo sepa lo que hago, me gustaría ayudar a todos. Ver el mundo, no solo quedarme aquí...—bajó su mirada, la ojeras se sentían pesadas en su joven rostro.
—Daniel García, eres el chico más genial que he visto, yo te aseguro que la gente podrá ver lo que yo estoy viendo ahora. Y me haces sentir tan orgulloso, esa chispa que tienes es invaluable. Estoy seguro de que quedarán impresionados con tu proyecto.—abrazó a su niño y él le devolvió el gesto un poco más aliviado.
No se equivoquen. Él amaba Green Hills pero no podía quedarse toda la vida tranquilo, necesitaba ponerse a prueba, ver el mundo. Quería vivir de la manera más genial y alocada que se le pueda ocurrir. Ser libre como el viento y curioso hasta los huesos.
Él pasaba genial las tardes con su padre, disfrutaba el aroma fresco y relajante de Green Hills, a veces se quedaba en la casa de los Wachowski para pasar el rato mientras su padre trabajaba. Grandes amigos de su padre John. Daniel tiene una vida perfecta pero necesita más, quiere vivir de la manera más loca posible...
¿Que pasará en la vida de nuestro aventurero chico cuando se encuentre con cierto erizo azul travieso?
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