Capítulo ocho

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Ya en la noche la camioneta llegó a un lugar bien iluminado, Daniel dormía en la parte de atrás cómodamente pero se despertó cuando sintió el carro parar. Su cabello estaba muy desordenado y recién estaba asimilando el lugar en dónde estaban. El chico restregó sus ojos. Y el erizo azul le acarició la cabeza.

Daniel se limpio la cara con un trapo de su mochila que había dejado la noche anterior por error ahí. Tenía suerte, se limpió y le entregó un cepillo a Sonic para que le ayudara a peinarse el cabello. El erizo arregló al muchacho y de paso se peino también.

Vieron a Tom bajar del auto y ponerse una gorra, se acercó mirando a todas partes al lado de Sonic. Los grillos habían una suave melodía de fondo que acompañaba la brillante noche.

—Bien, escuchen, voy a reportarme con Wade a ver si sabe que sucede—les susurró a los jóvenes.

—Tom, ¿puedes llamar a mi papá y decirle que estaré bien?—Daniel suplicó con la mirada.

—Veré que puedo hacer—sonrió al chico y este se relajo.

—¿Vas a ver a Wade en esa cosa de vidrio?, ¿Es un caja teletransportadora?—Sonic estaba curioso y Tom miró a su espalda.

—Un teléfono público, para negocios sucios y fugitivos de la ley. Cómo nosotros. Quédense aquí y que no los vea nadie—dijo Tom dirigiéndose a la cabina telefónica.

Un quejido salió de los labios del erizo

—Bueno...—respondió de mala gana.

Dejo su enojo para después cuando vio que solo estaban Daniel y el.

Solos.

En el vehículo.

Solo ellos dos

—¿Dormiste bien bello durmiente?—se acercó abrazando el asiento del copiloto y viendo a su chico recién despertando.

—Si, Sonic. ¿Tú cómo estuviste con Tom?, ¿Te dijo algo hiriente?. ¿Te sientes bien?—atacó de preguntas al pobre erizo y este solo le sonrió.

—Todo bien, aunque creo que aún sigue enojado conmigo—comentó el erizo.

—Tranquilo pequeño, a él se le pasará. Es muy buena persona, ayuda a todas las criaturas-

—Grandes y pequeñas-completó Sonic y Daniel le sonrió, poniendo delicadamente su mano en la mejilla del contrario. Acariciándola.

Ver al erizo tan pequeño y adorable pero mortal, le daban ganas de cuidarle y protegerlo. Era tan lindo, que no se merecía nada de lo que le estaba pasando y Daniel quería ser una presencia tranquilizante para el erizo.

—Él se hace el enojado pero en realidad es una masita adorable, pensé que era el único que veía esas virtudes de Tom—abrazó a Sonic y este no pudo corresponder. Su cerebro fallo en el momento en que sintió la mano del chico en su mejilla—Me alegra que ya seamos dos.

—Si...a mi también me alegra—sobó la espalda del chico suavemente.

Se separó y empezaron a jugar, Daniel encendió la luz de la parte de atrás y se puso a dibujar los planos de su siguiente creación. Sonic lo vio por un rato pero después se canso de tanta tranquilidad y empezó a jugar con el volante. Para fingir que estaba manejando.

Tom entró en la cabina y los chicos seguían jugando. Hasta que vieron a el lugar brillante de al lado.

"Hoyo del pistón"

Dónde estaban motociclistas, personas rudas y geniales. Ambos adolescentes quedaron embobados con esa imagen.

Autos negros y clásicos, fuego, el sonido del motor de las motos. Personas geniales esparcidas por todos lados.

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