Él pasa agradables tardes en compañía de su padre, disfrutando el aroma fresco que les ofrecía Green Hills.
Con está pequeña y repetitiva rutina, días tan tranquilos en un pueblo pintoresco, todo siendo como el día anterior.
Tiene una vida pacífica...
El auto manejaba por todas las calles, dejando mucho caos por dónde iba.
Casi choca a otro vehículo pero el erizo logro rodearlo.
—¡Uy ya!, ¡Ahora voy yo y te rodeo!—Sonic siguió conduciendo—¡Lo siento! y...—Sonic chocó la parte de adelante del vehículo con la acera—Estacionada perfecta
—¡¿Acaso estás loco?!—una persona le gritó molesta al conductor del auto.
—¿Hubo algo a lo que no le dieras?—reprendió Tom al erizo, saliendo del vehículo.
—¿Por qué manejo el extraterrestre?—Maddie salió del auto con un Daniel mareado.
—Yo me sigo preguntando eso—Daniel se sostuvo de su tía.
—Hey, nos traje hasta aquí y por favor 5 estrellas—el erizo bajó y se puso al lado del adolescente—Así que, ¿aquí es?
—Ahí. Esa es tu pirámide—Tom miró el inmenso lugar.
—Porque de todos los lugares tuvo que ser el más inaccesible—Daniel miró la enorme pirámide.
—Wooow, miren eso—Sonic sonrió al ver el edificio.
—¿Que hacemos ahora?—Maddie quedó en silencio al ver que el erizo se había ido rápidamente—Oh...ya no está.
—Sip—
—Hace eso muy a menudo—Daniel siguió viendo el edificio con Tom.
El erizo volvió y se puso al lado de Daniel. Algo pensativo.
—No pude. Hay una llave especial para la azotea—Sonic miró a los adultos.
—Era de esperar, ¿Entonces qué?—Daniel preguntó.
—¿Y ahora?—Maddie miraba el edificio pensativa.
—Es momento de que abuse del poder que me fue conferido—
Tom habló orgulloso, ganándose las miradas extrañadas del adolescente y de su esposa. Sonic seguía distraído viendo el edificio.
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Los humanos caminaron, Sonic en la bolsa la cerró desde adentro, evitando que pudieran verlo. Los tres se acercaron decididos a la recepción.
—Hay un suicida allá arriba. Debemos subir rápido o habrá un pastelazo en la acera—Tom sacó su placa mostrandola a la recepcionista.
La mujer ajustó un poco su visión, observando detenidamente la placa.
—¿Y vinieron hasta acá desde Montana?—la mujer habló relajada.
OFICINA DEL COMISARIO
Eso decía la placa de Tom, Daniel se golpeó mentalmente y Maddie trato de calmar sus nervios.
