Capítulo nueve

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Se alejaron de aquel lugar, gritando de felicidad y diversión.

—¡OH MIERDA SI!—gritó Daniel.

Tom rio con bastante fuerza, disfrutando del momento tan genial que habían pasado.

—¡OHH SI!—gritó Sonic.

—¡SI!—también respondió Tom.

—¡ESO FUE LO MÁS ESTUPENDO QUE HE HECHO EN TODA MI VIDA!—dijo Daniel sacudiendo levemente al erizo.

—¡SI!—dijo Sonic sacudiendo también a su contrario.

—¡Au!—se quejó Tom.

Daniel también se sintió ligeramente herido, un tipo cualquiera lo había golpeado con bastante fuerza en el momento del caos. Ni siquiera sabía quién era pero le había dejado la mejilla bastante golpeada.

—Mierda, eso sí duele—también se quejó Daniel tocándose la zona afectada.

—Que buenos golpes les dieron—dijo Sonic recreando los golpes con señas, luego le acarició levemente la mejilla a Daniel. Buscando tranquilizarlo.

—Estoy bien, no fue tan duro—habló Tom acariciando su mejilla y volviendo su vista a la carretera.

—Nada que no haya soportado antes Sonic—habló Daniel y el pequeño sobó su mejilla con cuidado.

—¿Vieron cuánto papel higiénico use?—Tom y Daniel asintieron felices—La siguiente persona que entre a ese baño no tendrá nada con que limpiarse.

El trío rio divertido, recordando la escena de adrenalina que habían vivido.

El auto estaba en un motel cercano, habían llegado ahí con la idea de descansar. Daniel salió del baño, Tom le había prestado ropa. Encontrándose con su erizo saltando de alegría en las camas. Se acostó en la cama izquierda, relajándose un poco.

—El piso estaba pegajoso, el gentío era rudo y todo estaba en contra nuestra pero nada pudo con Lord Dona, Sargento arcoíris y el azul fugaz—exclamó Sonic, mientras brincaba en la cama—Tacharé una más de mi lista.

Sonic se sentó al lado de Daniel, agarrando su libreta.

—Eres una criaturita rara—dijo Tom sentándose en la cama derecha, extendiendo unas toallas con hielos al erizo

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—Eres una criaturita rara—dijo Tom sentándose en la cama derecha, extendiendo unas toallas con hielos al erizo.

Daniel tomó una de ellas y se sentó en la cama, al lado del erizo. Sonic los miró confundido y también agarró una toalla. Daniel se recostó de nuevo poniendo la toalla en la zona del golpe y Tom hizo lo mismo. El erizo los imitó.

Siguieron poniendo las frías toallas en sus mejillas, un poco adoloridos por el contacto del hielo en la toalla con sus mejillas. Sonic volvió a imitar a los humanos. Acariciando la toalla fría con su mejilla.

Tom y Daniel se dieron cuenta de la imitación, el adolescente sonrió por la inocencia del erizo.

—Ya, ¿no?—habló Tom.

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