Capítulo cuatro

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Era una hermosa mañana, Daniel había hecho planes para salir a pasear por el pueblo con sus amigos. Liliam y Agata, su padre le había dado el permiso de una hora antes de que el se fuera para que pudiese dejarlo en la casa del tío Tom. Se sentía agotado, había perfeccionado su prototipo, solo faltaba una semana para que pudiese hacer su presentación y así calificar como aprendiz de la persona que admira.

Daniel había preparado todo su proyecto pero el quería un descanso de las cosas tecnológicas. Quería pasear con sus amigos y practicar un poco su puntería con su arco, aunque la segunda actividad sería en la casa de los Wachowski.

—Espero que Agata no esté dormido, Liliam ya debe estar listo, conociendo lo puntual que es—

Daniel caminaba por las calles de su pueblo, él había vivido aquí casi toda su vida. Lo conocía como la palma de su mano. Estaba cerca del punto de encuentro que había hablado con sus amigos, a lo lejos, en la parada de bús. Se podía divisar a Liliam sentando en la banca.

Daniel sonrió y corrió hacia él. Liliam es el más responsable del grupo y también el mayor, con 17 años de edad. Un joven muy tranquilo de tez pálida y con su cabello de un blanco puro con las puntas de este muy celestes brillantes. Sus ojos son de un color verde oscuro y es también el más alto del grupo. Llevaba sus lentes y revisaba el celular para distraerse.

—¡LILY!—gritó emocionado y su amigo lo vio, sonrió cuando observó que Daniel corría hacia él.

Liliam se levantó del asiento para recibir a su amigo y este rápidamente se abalanzó hacia él. Liliam lo apretó suavemente y le sonrió con dulzura. Se separaron de su abrazo, hace un tiempo que no se veían por motivos de clases, sus club y el proyecto de Daniel.

—¿Cómo te encuentras Daniel?, ¿Cómo va tu proyecto?, ¿Todo en orden?—Liliam le sobó la cabeza a su amigo, acostumbraba hacer esto a su pequeño hermano.

Daniel rio avergonzado y le miro feliz.

—Todo genial, aunque no he dormido muy bien por cuestión del proyecto—sonrió mostrando su dientes a su amigo Liliam.

Liliam cambió su expresión a una preocupada y  ambos se sentaron para esperar a su otro amigo.

Liliam sabía, incluso se notaba que en el rostro de Daniel se había puesto un poco más pálido. Cuando su color natural era una mestiza, sus ojeras resaltaban en todo su rostro. Daniel era un chico de cabellos negros muy bonitos pero ahora se veían desordenados y su mirada café oscuro se veía cansada.

—Daniel, duerme un poco antes de que venga Agata, aún demora, dijo que debía organizar un poco de cosas en su casa—Liliam le sonrió tranquilo a su amigo.

—No no no, está bien, no quiero incomodarte—Daniel no habló más cuando sintió la mano de su amigo en su cabeza haciéndole caer suavemente sobre su hombro.

—Descansa, yo te aviso cuando Agata llegué—

Daniel no soportó más y cerró sus ojos, descansando un poco. Liliam sonrió y miró su teléfono con su mano libre.

Aunque un pequeño erizo azul veía un poco molesto esta escena.

"Okey, esto no era algo con lo que me quería encontrar esta mañana"

Pensó Sonic enfadado, el conocía muy bien al Muñeco de nieve, siempre veía que se juntaba demasiado con ambos chicos del grupo. Abrazaba a su Sargento arcoíris y al Rey sonrisas.

¿Por qué eran tan cercanos?, ¿Por qué le molestaba eso?

Aunque en el fondo agradecía que cuidará de vez en cuando a su Sargento, Sonic sabía que no estaba durmiendo bien y le molestaba no poder ayudarle.

Pequeño erizo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora