Diecisiete Mil Sentidos Para Park Jimin

Capítulo 4 ❁ Quédate a Mi Lado ❁

Soy una persona que acostumbra pensar mucho antes de tomar cualquier decisión importante. Sabes, eso es considerado algo bueno en caso de que esa decisión pueda cambiar el rumbo de tu vida de forma drástica, sería visto como una virtud en la personalidad de muchas personas. Pero, aparentemente, no en la mía. El hecho es que, en mi caso, pienso demasiado y esto termina provocando que –de tanto pensar—desista de hacer algo al respecto y decida mantenerme en mi zona de confort, porque es mucho más seguro solo continuar con mi rutina y no arriesgarme con cosas nuevas.

Entonces, por más que sea vergonzoso, admito que no dormí mucho la noche anterior, después de hacer el papel de un espía fracasado con la señora Park, porque pasé las últimas horas que tenía antes de clase haciendo una lista de pros y contras sobre mis dos posibles decisiones—la de dar un alto y alejarme de Jimin o la de lanzar todo al aire y dejarme llevar. Obviamente la segunda opción me llamaba más la atención, pero consideraba que la primera era la más segura, solo que—considerando el punto de cercanía que ya tenía con Park—era la más difícil de ejecutar.

Tal vez fuese conocido como un débil en el futuro, pero mi lista, por más que tuviese más contras que pros, no fue lo suficiente para despertar una chispa de duda en cuanto a volverme más cercano a Park Jimin. La voluntad permaneció ahí y ya no era algo que solo estaba en el fondo de mi mente, estaba más presente de lo que jamás pensé que estaría. Es claro que casi exploté de rabia por percibir que no había dormido ni siquiera un minuto para poder realizar esa lista con la intención de hacer que mi consciencia percibiera que acercarme a Jimin era una idiotez y aun así no pude cambiar mi opinión, pero más por notar que también llegaría tarde a la escuela.

Infelizmente, faltarme a clases no era una opción, porque necesitaba a volver a ser el alumno silencioso y mantenerme en la media—como había logrado hacerlo durante años adquiriendo experiencia—para no reprobar el último año nuevamente. Tener buenas notas en las materias era un desafío para mí, en realidad; el ambiente escolar solo no me estimulaba a querer estudiar, incluso si un repaso durante una tarde libre fuese lo suficiente para que tuviera buenos exámenes, simplemente no veía ningún futuro en eso, y los profesores no parecían querer probarme lo contrario. Entonces, no ponía mucho esfuerzo en nada, me importaba apenas lo suficiente.

Conseguí enfrentar un día más de clases aburridas sobre temas por los cuales no tenía ningún interés, pero noté que debí haberme contentado con eso, porque el sentimiento que se apoderó de mi cuerpo ni bien puse un pie fuera de la escuela luego de un día de clases, me asustó tanto que perdí el aliento. Mi ansiedad se fue al cielo cuando recordé que estaba a solo algunos minutos para ver a Jimin y quedarme a su lado una vez más. Y, sí, eso fue lo que me asustó, porque percibí que—incluso si no quisiera—ya me estaba envolviendo demasiado. Solo que no sabía con exactitud cuánto.

Por primera vez en todo ese tiempo, me sentí confundido en relación a Park Jimin.

Pero, incluso si estuviese atemorizado por eso, seguí adelante, porque la sensación de nerviosismo hasta era agradable y cada vez me atraía más y más.
El frio en el estómago estaba comenzando a ser algo rutinario y pese a eso aún no me había acostumbrado con ello—creo que nunca lo haría y eso era increíblemente bueno. A cada paso que daba, unas ganas de correr surgían en mi pecho y tenía que contenerme para no acelerar mis pasos.

Hasta que llegué.

Ni bien atravesé la calle, sin siquiera preocuparme en pasar por mi casa a dejar la mochila o cambiarme de ropa, vi que Jimin me estaba esperando esta vez. Él no estaba escuchando nada, solo estaba con la radio apagada a su lado y un cuaderno en su regazo, algunos colores en el suelo, parecía concentrado en pintar algo en la hoja.