Diecisiete Mil Sentidos Para Park Jimin

Capítulo 2 ❁ Gracias ❁

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Holis~~
Antes de comenzar el cap quisiera que recordaran lo que mencioné anteriormente respecto al habla de Jimin. Ahora sí, disfruten su lectura.❤️
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Escuela.
Uno de los peores lugares que el ser humano creó y que la mayoría—también—es obligado a frecuentar. Juntar niños, adolescentes y adultos en un solo ambiente es potencialmente problemático por tantos motivos. El primero es que, como había dicho antes, todos ven a los niños como seres ingenuos, ignorantes, débiles e indefensos, no es como si no lo fueran, pero cuando llegamos a la adolescencia, nuestro mundo termina convirtiéndose enteramente en blanco y negro, entonces no vemos eso por el lado bueno, nos creemos idiotas por haber tenido esas ilusiones y pensamientos; creo que es por eso que los adolescentes más frustrados terminan convirtiéndose en “bravucones” y comienzan a aprovecharse de los menores, simplemente no pueden aceptar la forma en que es la vida y sienten rabia de un niño que aún tiene una visión muy ”colorida” de todo.

El segundo motivo es que la convivencia social es algo muy complicado, donde quiera que mires, hay personas para criticarte y juzgarte por cualquier acción, y eso se hace más notorio en la escuela. Todo termina incomodándonos mucho más, porque, al contrario de andar por la calle—donde ves diferentes personas todos los días—, en la escuela siempre encontrarás a la mismas personas del día anterior, y es peor porque sabes cuál es el pensamiento que esa persona tiene sobre tu personalidad, aunque en realidad  no te conozca. Es cuando las paranoias y las inseguridades inician, esas son las peores sensaciones—para el inicio de una conversación—que una persona puede cargar dentro de sí, principalmente cuando no tiene experiencia lidiando consigo mismo.

El tercer motivo es que, aunque seas la persona menos importante de la vida, hay malas personas en todos lados y encontrarás muchos de esos en la escuela. Aunque nunca hayas sufrido a mano de ninguno—porque yo estaba muy lejos de un alumno “no importante”, casi no existía—, ya había presenciado situaciones que, realmente, me hicieron sentir mucha rabia; desde la maldad a causa de los prejuicios en general, hasta en nombre de la propia definición de la palabra.

Entonces, aunque aprender a convivir en sociedad fuese algo importante y la escuela fuese lo más indicado para que nos enseñara sobre eso, yo lo encontraba como una total pérdida de tiempo. No era un ejemplo de una persona de bien o una persona exitosa en cuestiones escolares, pero me mantenía en la media por haber reprobado un año escolar, y tenía una amistad saludable con más de dos personas.

Y yo me había acostumbrado a esa vida. No me sentía realizado o extremadamente feliz, pero sabía que lo que tenía era mucho más de lo que un par de chicos de mi edad podrían tener. Tenía un lugar al que llamar hogar, una cama que me esperaba, comida y una madre—ausente, pero que no estaba constantemente recordándome cada cinco minutos que debía escoger lo que estudiaría en la universidad o buscar un empleo.

La cosa es que me sentía eternamente prisionero en una canción del Diablo, todo era tan tranquilo que me daba sueño.

Era siempre la misma cosa de todos los días; cuando llegaba a casa, la primer cosa que siempre notaba era lo mucho que se sentía vacía, como si realmente nadie viviera ahí y solo el hecho de que estaba amueblada, con los armarios de la cocina y la heladera con comida, negasen eso. Ni bien ponía un pie dentro de casa, subía la escalera corriendo, yendo directo a mi cuarto a librarme de ese uniforme demasiado correcto para la escuela, usaba prendas que dejaba tiradas por el dormitorio y luego bajaba hasta la cocina para preparar mi almuerzo. No tenía mucho don para cocinar, así que, en la mayoría de las veces, Seokjin siempre reabastecía mi congelador con porciones de comida—que él mismo preparaba en casa especialmente para mí—pero, debido a la universidad, algunas veces él terminaba sin tiempo para eso.