Capítulo 13- Pierde Quien Quiere Perder

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Lucas pv

—¿Por qué te empeñas en esa chica?—pregunta mi padre por enésima vez.

—No me empeño en ella y nadie está enamorado aquí simplemente me siento cómodo con ella eso es todo. No hay nada especial.

—Lucas, Lucas, yo soy tu padre y soy hombre. Sé que la deseas y también sé que ahora eres igual o peor de patético que todos los hombres ya que sientes algo por esa chica insignificante.

—¿Por qué simplemente no haces como siempre?, has como que no existo y te ocupas en seguir manteniendo el prestigio de la familia perfecta.

—No seas insolente—levanta la mano.

—No te atrevas— siseo y me largo dando un portazo.

Yo no estoy enamorado de Lucía, sí reconozco que esto se ha ido un poco bastante de mis manos y el pensar en ella solo como en un juego se ha vuelto cada vez más difícil pero no es amor, es deseo, atracción y fastidio por lo vengativa e insoportable que puede llegar a ser.

Mientras pienso incoherencias en mi estúpida cabeza cojo y moto y salgo a la carretera con tal de sentir el aire fresco de la noche.

Mi teléfono suena en mi bolsillo y es el imbécil de Víctor, quiero colgarle pero decido no darle esa importancia e ir siempre de frente.

—¿Que quieres?.

—¿Esta Lucía contigo?.

—Eso a tí que te importa—respondo de mala gana.

—Está desaparecida.

Casi tengo un accidente, tuve que dar una vuelta para no chocar con una bicicleta que venía. Me detengo en la primera oportunidad.

—¿Qué?—es lo único que logro pronunciar.

—No la encontramos y por tu reacción veo que no está contigo.

—No no está...

Escucho algo más que no logro entender y la llamada se corta. No no puede ser ¿Desaparecida?. ¿Se habrá ido con alguien?, la sola idea de pensarlo me importa más de lo que debería...o...¿le habrá pasado algo?. No, no. Ella es una chica tan insufrible que nadie le haría daño, solo de intentarlo y oírla hablar por una hora diciendo que no la maten como la gran cobarde que es, seguramente se arrepentirían.

¿A quien engaño?

Ya estoy a todo lo que da mi moto de camino a casa de Victoria, enviándole mensajes a mis amigos porque de solo pensar que le pasó algo ya se me ha creado un enorme nudo en el estómago. El miedo me recorre.

Minutos después, que aunque fueron pocos me parecieron demasiados. Llegué a la casa de Victoria y mis amigos ya estaban ahí esperándome.

—Hey—digo a modo de saludo mirando a la casa.

—Bro todo va estar bien.

—Si Jax, espero.

—¿Estará la bruja ahí?—suelta de repente y David y yo lo miramos.

—¿Qué bruja?—pregunta David.

Yo simplemente miro hacia la calle.

—Ambar, ya saben que estamos conviviendo bajo el mismo techo.

—Lo más seguro y también Victoria. No se cómo sea su  reacción después de lo de Patricia.

—Mira lo mejor va a ser que entremos, después resuelven sus problemas amorosos.

—Yo con esa bruja maniática ni muerto—responde Jax burlón.

Toco la puerta.

Frente a mi se encuentra Victoria y Ámbar. Al parecer el idiota de Víctor ya no está aquí.

El juego detrás de tú miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora