Capítulo 14- Nada es para siempre

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Lucas:

Dos putos días, dos malditos días sin saber nada de ella. Salí de la cárcel a la mañana siguiente y busqué hasta debajo de las piedras un lugar donde pudiera estar y nada, eso fue lo que encontre, nada.

Ahora estamos todos en la sala de la casa de Lucía mientras la policía habla con nosostros me estoy cansado de toda esa mierda de que tenemos que esperar y mantener la calma que ellos están haciendo todo lo posible.

Estoy harto de que hagan todo lo posible. Quiero lo imposible con tal de volver a verla ¡Joder!

—Iré a mi cuarto, mi hija está bien, lo sé.—dice la madre de Lucía.

Es una mujer muy extraña, su hija está desaparecida y ella sufre como es lógico, pero no se ve desesperada, es como si supiera que todo estará bien. Como si diera por hecho que Lucía va a aparecer por esa puerta. Lo único que hace es ir cada diez minutos a su cuarto.

—Mamá, no sigas así, estás tapando el sol con un dedo, toda esa sangre y desaparecida no puede ser nada bueno.

Lo agarra del brazo con fuerza y lo lleva a la cocina. Por lo que veo es una mujer con carácter.

Quién si se encuentra destruido es su padre y su hermano, ambos se llaman Mike y no han parado de llorar desesperados. Mientras que la madre solo dice que todo estará bien con una seguridad pasmosa.

A mi lado se sienta Ámbar.

—Lucifer estará bien, hierva mala nunca muere—seca una lágrima que corría por su mejilla.

—Eso espero de verdad, ¿estás bien?, te noto demasiado deprimida.

—Lucía está desaparecida, ¿te parece poco?—nuevamente a la defensiva, estas tres amigas solo encuentran esa forma para protegerse o es mi idea.

Sé perfectamente todo lo que está pasando en su vida y en la de mi amigo Jax. Sé que dió un cambio de 360°, pero estas lágrimas no son lágrimas de odio o frustración o el dolor por una amiga . Es mucho más.

—Yo no sé nada de esa mierda de apoyar a las personas pero independientemente de que Jax sea mi amigo, si te molesta o algo puedes decirme. Lucía me ayudó a ser mejor, o al menos eso intento.

—No pasa nada....solo...nada , pensemos en Lucía, ella y solo ella es la prioridad.

—De acuerdo—concuerdo, lo mejor será no insistir más.

Las horas fueron pasando una a una como si fueran días. Todos estábamos esperando el momento en que una noticia llegara. No existía nada a lo que llamar esperanza.

—Tengo dos noticias—informa el capitán.

Todos los observamos, se crea una tensión muy tediosa en el ambiente.

—Hable de una vez—suelto yo poniéndome de pie.

—La noticia buena es que en un hospital lejos de aquí, en un barrio bastante deprimente hay una chica internada gravemente herida con las características de Lucía y la otra, muy mala noticia—nos observa a todos los presenteses que apareció un cuerpo sin vida de una joven por herida de arma blanca y es crucial ir a identificar el cuerpo.

La madre de Lucía quién hasta el momento estaba en sus cinco sentidos palidece, su marido la sostiene y la llama por su nombre y ella no parece escuchar, automáticamente cae desmayada.

—Tiene que ir alguien a identificar el cuerpo.

—Iré yo como su padre, hijo acompañame—el hombre trata de ponerse en pie y se tambalea, esto es realmente deprimente.

-No papá yo no puedo y mamá está así yo no...

Este tipo es un cobarde.

—Iré yo con usted—digo llenandome de valor.

Todos me observan y el hombre asiente dando su aprobación.

Al principio me había negado a creer que algo así podía pasar. Que ella estaría ahí sin vida, sin esperanzas...pero a medida que nos íbamos acercando en el coche. Vengo conduciendo yo, este pobre hombre dudo mucho que siquiera pueda mentenerce en pie.

—Esa no puede ser mi pequeña rayito de sol. No puede...

—Tenemos que confiar, Lucía es más fuerte de lo que parece.

—Yo apoyo la relación que tienes con ella, sea lo que sea, ya que no te has presentado conmigo.

—Prometo que cuando veamos a Lucía con vida, que sé que lo está, todo será diferente. Lo sé.

—Sólo espero que no sea tarde, chico.

Y yo...si es ella la que está ahí y yo no puedo remediar toda esta estupidez, no sé cómo me lo voy a perdonar...

—Llegamos—dice Mike.

De repente el hombre suelta un quejido, cuando lo observo voy a rápidamente a ayudarlo. Se aguanta el brazo izquierdo con fuerza.

—Calmese, por favor, no se mueva, buscaré a alguien en el hospital para que me ayude.

—Lo que sea que me pase, encuentra a mi hija, sea viva o no. Ella no merece estar por ahí abandonada.

—Usted va a ser quien la encuentre.

Corro tanto como puedo y entro en el hospital en urgencias pidiendo ayuda.

—¡Ayuda por favor!. Ahí fuera hay un hombre teniendo un infarto, ¡ayuda! .

Un médico y unos paramédicos con una camilla me siguen hasta el auto. El hombre está al punto del desmayo quejándose del dolor, no puede respirar con facilidad.

Se lo llevan y yo voy detrás de él.

—De ahora en adelante nosotros nos encargaremos—me dice el médico a cargo.

Marco rápidamente el número de su hijo Mike, compartimos móviles para así comunicarnos por si alguno encontraba a Lucía.

—¿Es ella?, dime qué no es mi hermanita—susurra al otro lado de la línea.

—No he podido reconocer el cuerpo...

—¿Qué, por qué? Como es que no, dónde está mi papá....

—Escucha, en el momento en el que íbamos a entrar al hospital tu padre ha tenido un principio de infarto o un infarto, ahora lo están atendiendo.

-No,no ,no, voy para allá .

Mientras tanto, yo debo tomar la dura decisión de ir yo solo a reconocer el cuerpo de esa chica. Y rezar para que no sea Lucía, esta familia no aguantaría dos pérdidas.

Y yo me quedaría sin la única mujer que me ha hecho ser mejor.

—Por aquí, por favor—me indica un hombre.

Todo en mi tiembla, tengo los nervios a flor de piel. Y un nudo horrible en la garganta. No he podido llorar, aunque para mí llorar no es la solución a nada, tengo que reconocer que he estado a punto muchas veces.

Una sábana cubre el cuerpo de esta joven. Tengo que encontrar el valor suficiente para quitar esa sábana.

—Dios, nunca he rezado y no se como hacerlo, pero te pido que no sea ella. Que no sea ella por favor. Siento que...que no podría.

Sin pensarlo dos veces quito la sábana que cubre su rostro.

Lágrimas caen por mis ojos, caen sin detenerse . Estoy llorando como nunca antes lo había hecho.

Me arrepiento de tantas cosas que he hecho, de no haberla tratado como se merecía, de no haber besado el pido por donde ella caminase. De pensar en la rubia sexy como un juego y nada más.

Hoy la vida me demuestra que nada es para siempre pero....

Nota de autora:

Capítulo corto super hiper corto y tal vez piensen que soy mala por dejarlos así en este horrible momento perooo. Recuerden , (perooo)

¡Actualización muy pronto!

El juego detrás de tú miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora