Capítulo 26 - ¿Por cuánto tiempo estaremos juntos?

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Estiro mis brazos y abrazo a Lucas quién sigue a mi lado.

—Buenos días.

—Buenos días—contesto yo con los ojos aún cerrados.

—¿Cómo amaneciste?.

—Genial, es como si me hubieran dado mantenimiento.

—Tú sí que eres diferente en todos los sentidos. Nunca me habían dicho algo así—su pecho vibra a causa de su risa.

—Cuando dices nunca me habían dicho algo así te refieres a que han pasado muchas por ti.

—¡Hey!. Aquí el celoso soy yo.

—También tengo derecho un día.

—Puede ser pero no tantas. Mi amigo Jax es peor.

—Sí, lo sé. Con eso me conformo por ahora.

—¿Ahora sí me vas a decir que pasó?.

Me remuevo incómoda y me alejo un poco por instinto.

—Hey, ¿a dónde vas?. Acércate. Creo que puedas decirme que pasó.

—Descubrí que mi madre adoptiva conoce a mis padres biológicos, ella solo me estuvo cuidando para cuando ellos pudieran volver. Toda mi vida es una mentira.

Pasa aproximadamente un minuto y Lucas sigue callado. No puedo contarle toda la verdad, no puedo decirle quienes son ni que ha pasado. No quiero por nada del mundo que se enfrente al monstruo que tiene por padre.

—Rubia decir lo siento sería algo muy tonto. Lo único que puedo decir es que tus padres se ve que te aman.

—Mi papá sí, él también vivió engañado pero para ella solo fui un trato.

—¿Sabes quiénes son tus padres biológicos?.

La pregunta era de esperarse. Tengo que ingeniarmelas para no ser descubierta.

—No lo sé y no quiero saberlo—respondo firme, hasta yo me la creí.

—Yo puedo ayudarte a buscarlos.

—No Lucas, a mí no me interesa saber nada de ellos.

—De acuerdo, lo importante es que sepas que cuentas conmigo para lo que quieras.

—No tengo ropa que ponerme pero—hago una pausa y tomo una respiración profunda—¿Puedo quedarme aquí?.

—Claro que sí—me abraza y besa la parte superior de mi cabeza—Yo voy a cuidarte.

Algo llega a mi mente mientras abrazo a mi novio.

—¿Qué hora es?.

—Las ocho de la mañana—contesta él mirando el reloj al lado de su cama.

—¡No puede ser!—me separo de él y me pongo de pie de golpe.

—¿Qué pasa?.

— Hoy tenía que estar a las ocho y treinta minutos en la casa de modas. No llegaré a tiempo. Y tampoco tengo nada que ponerme.

—Corre ve al baño y arreglate, iremos a una tienda a comprar ropa y después sabrás lo que es la velocidad.

—No llegaré...

—Sino te apuras definitivamente no llegarás.

Hago lo que me pide y corro hacia el baño lo más rápido que puedo. Al salir Lucas se encuentra vestido y tomando café. Me sorprende verlo haciendo eso, no pensé que era de la clase de chico que tomaba café por las mañanas.

El juego detrás de tú miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora