Capítulo 5

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Llegamos al restaurante y a Gideon le costó un poco de trabajo encontrar un lugar en el estacionamiento, pues a esas horas  seguramente estaba lleno de parejas celebrando su aniversario. O ancianos tomando café.

Todo iba perfecto hasta que Gideon me suplicó que me quedara en el coche.

"¿Qué?" le quise gritar, pero él ya había cerrado la puerta.

-Cual novia abandonada en el altar. —repuso Xemerius, desde un lugar desde el asiento de atrás.

-Xemerius...-dije —esta es una noche muy especial para mí así que...

-Tenemos un trato, ¿recuerdas? — Interrumpió- No te vería bañarte, en el baño o besándote con el hermoso león de crines de diamante y ojos verdes. Y tú a cambio me c comprarías un gato.

-Oye, yo nunca dije que sí al gato...- le dije, pero tuve que callarme, porque en ese mismo momento llegó Gideon cargando dos bolsas de papel, cuyo contenido esperaba que fuera la cena.

-Listo, madeimoselle.-dijo Gideon guiñándome un ojo.- Aquí tiene su cena.- dijo pasándome las dos bolsas.

-¿Qué?- exploté- ¿Esa es tu idea de "cena romántica"?

-Aún hay más, pudincito. Solo tienes que esperar. ¡Ah! Y vendarte los ojos con esto.- dijo pasándome el mismo trapo negro que usaban en Temple para que yo no conociera la  ubicación exacta del cronógrafo.

Obedecí.

-Cada vez te pareces más a tu tío Falk.- bromeé- Quizá termines como gran maestre de la logia de los Vigilantes.

-¡Oh, no me compares con él, por favor! Bueno, quizá si me parezco un poco...

-Eres idéntico.- dije entre risas- Sólo por los ojos. Ámbar, como los ojos de un lobo...

-¿Y a ti desde cuándo te gustan los ojos ámbar?- preguntó Gideon.

No pude reprimir una risita.

-Descuida, tú sigues teniendo los ojos más bonitos que haya visto.

Escuché como Gideon reía y arrancaba el coche.

-¿Lista?- preguntó.

-Estoy lista si tú lo estás.

Diamante (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora