Capítulo 13

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Al día siguiente, Ross había vuelto a llevar a la escuela a Tina, sin embargo, esta vez no los acompañaban ni Elena ni Brandon. Tina estaba sentada en el asiento del copiloto, mirando por la ventana el "paisaje" que había, y Ross estaba concentrado en la carretera. Prácticamente no hablaron en todo el camino, y cuando llegaron a su destino, los dos se dirigieron a su respectiva clase. Ross había decidido que sería mejor dejar en paz a Tina, puesto que sus cambios de humor no le agradaban demasiado. Y no entendía porqué estaba así, pero al final no preguntó. 

La primera clase le tocó con Brandon. Los dos fueron juntos y recordó lo que Tina le había contado sobre lo que pasó el día anterior. De cuando no la quiso ayudar con su amenaza. No se inmutó, pero al final decidió preguntarle algo que le ayudaría a Tina:

—Oye, Brandon —lo llamó. El maestro aún no llegaba y tenían un pequeño tiempo libre.

Brandon lo miró algo distraído. 

—¿Qué pasa? 

—Dime, ¿qué es lo que ves en Elena? —preguntó Ross, mirando de reojo a Elena, que estaba en la misma clase, pero que no estaba junto a Brandon. Aprovechó eso. 

—¿Por qué me preguntas eso? —dijo Brandon, frunciendo los labios confundido. 

Ross se encogió de hombros. 

—No, por nada. Simplemente me da curiosidad ya que, bueno, como ya sabrás, ella no es mi tipo y quiero saber qué es lo que te conquistó. 

Lo miró pensarlo mientras elevaba la mirada. 

—Es bonita y... —le respondió, no tan convencido—. Es... ¿graciosa? 

Ross sonrió y decidió cambiar la pregunta. Pero no alcanzó a preguntarle nada, ya que él se apresuró en hablar primero. 

—¿Y tú? —dijo Brandon. 

—¿Y yo qué? 

—¿Qué es lo que te conquistó de Tina? —volvió a preguntar. 

Si Ross hubiera estado tomando algo, lo hubiera escupido todo. Lo miró con los ojos muy abiertos y con cara de horror. 

—¿Qué clase de pregunta es esa? —dijo Ross—. ¿Por qué lo dices? Tina no me gusta. 

—¿En serio? Mmm. La verdad me extrañó que de un día para otro, tú y ella se hicieran los mejores amigos. Por lo que antes me contabas, ella no era tan de tu agrado. 

Ross se encogió en su asiento y desvió la mirada. 

—Pues... no es que me... Emm...

No sabía qué responderle porque efectivamente, antes a Brandon le decía que su vecina era Tina y que no la aguantaba, y quién sabe qué otras cosas más. Tampoco podía decirle que todo había sido una broma y que siempre le había agradado. ¡Menos le podía decir que realmente le gustaba! Porque no le gustaba para nada. Simplemente le estaba haciendo un favor, pero eso lo descolocó aún más. 

¿Por qué la estaba ayudando? ¿Por los pastelillos? Ni siquiera, en todo ese tiempo, le había dado ni un mugre pastelillo. ¿Porque le convendría más a Brandon tener a Tina como novia que a Elena? ¿Porque quería ayudar a su amigo? ¿Por qué quería ayudar a su amigo y a Tina? Se suponía que eso no le debía de interesar. No era su problema. 

Miró fijamente a Brandon, que aún esperaba su respuesta. Frunció el ceño. Si había tenido una razón para decirle que sí a Tina para ayudarla, pues ya la había olvidado, porque se suponía que él ni la quería cerca. ¿Y ahora qué hace? Ahora pasa por ella para llevarla a la escuela. Ahora deja que entre y salga de su casa. Ahora deja que se sienta junto a él en el almuerzo. Ahora la defiende. ¡Se había convertido en un monstruo! ¿En qué lo había convertido Tina? Ni él mismo se reconocía. 

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora