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—Lo puedo ver ahora… —Parece no poder callarse—. Vas a querer más que sexo un día, y la persona que quieras será con quién menos lo esperas. Alguien que te obligará a ceder.
Encuentro mis llaves debajo de su vestido arrugado y suspiro—:
¿Necesitas dinero para el taxi?
—Tengo mi propio auto, idiota. —Rueda los ojos—. ¿Realmente eres incapaz de tener una conversación normal? ¿Te mataría hablar conmigo durante unos minutos después del sexo?
—No tenemos nada más que discutir. —Coloco la llave de la habitación en la mesita de noche y camino hacia la puerta—. Fue muy agradable conocerte, Samantha, Sarah. Cualquiera que sea tu jodido nombre. Ten una gran noche.
—¡Jódete!
—Tres veces fue más que suficiente. No, gracias.
—¡Todo esto te volverá un día, imbécil! —grita cuando salgo al pasillo—.
¡El Karma es una puta del infierno!
—Lo sé. —Me muevo hacia atrás—. Me la follé hace dos semanas…

CONTRATO

Un acuerdo entre dos personas que crea una obligación para hacer o no hacer una acción particular.

ALFONSO

Seis años después…

Durham, Carolina del Norte

La mujer que actualmente se encontraba sentada frente a mí era una maldita mentirosa.

Vestida con un feo suéter gris y una falda roja a cuadros, su cabello parecía como si hubiera sido teñido con una caja de crayones. No se parecía en nada a la mujer de la foto en internet, nada como la rubia sonriente con los pechos copa-C, tatuaje de mariposa y regordetes labios rosados.

Antes de que hubiera aceptado esta cita, pedí específicamente tres pruebas independientes de la verdad de las imágenes: una de ella sosteniendo un periódico con la fecha más reciente, una de ella mordiéndose el labio, y una de ella sosteniendo un cartel con su nombre en él. Cuando solicité esas cosas, se rio y dijo que yo era “la persona más paranoica”, pero lo había hecho. O eso pensé. Con la excepción de decirle mi verdadero nombre —dejé de dar mi nombre verdadero hace años— había sido completamente honesto y esperaba eso a cambio.
—Bueno, ahora que estamos solos… —Ella sonrió de repente, revelando una boca llena de bandas de metal y caucho—. Es un placer conocerte finalmente en persona, Thoreau. ¿Cómo estás hoy?
No tenía tiempo para esto.
—¿Quién es la chica en tu foto de perfil? — pregunté.
—¿Qué?
—¿Quién es la chica en tu foto de perfil?
—Oh… bueno, esa no soy yo.
—No me digas que no eres tú. —Rodé los ojos—. ¿Contrataste a una modelo? ¿Compraste un montón de imágenes y utilizaste Photoshop?
—No exactamente. —Bajó su voz—. Sólo pensé que sería más probable que hablaras conmigo si usaba esa foto en lugar de la mía.

La miré de nuevo, ahora notando el extraño tatuaje de unicornio sobre sus nudillos y la cita “El amor es ciego” entintada en su muñeca.
—¿Qué esperabas que sucediera cuando nos conociéramos de verdad? — Esta mierda revolvía mi mente—. ¿Pensaste en lo que pasaría cuando llegara ese día? ¿Cuándo me diera cuenta que no eras quien dijiste que eras?
—Esperaba que también hubieras mentido sobre tu imagen —dijo—. No sabía que realmente lucirías como tú, ¿sabes? Esta es la primera vez que un chico de Date-Match ha dicho la verdad. Creo que es una señal.
—No lo es. —Negué con la cabeza—. ¿Y la modelo? ¿Cómo hiciste que alguien se tomara todas esas fotos?
—No era una modelo. Era mi compañera de cuarto. —Sus ojos se abrieron cuando me puse de pie—. ¡Espera un segundo! Todas las cosas que te dije por teléfono fueron absolutamente ciertas. Estoy interesada en la política, y me encanta estudiar las leyes y mantenerme al día con los casos de alto perfil.
—¿A qué escuela de derecho fuiste?
—¿Escuela de derecho? —Levantó una ceja—. No, no el tipo de leyes de la escuela de derecho. Leyes como, he visto todos los episodios de SVU y leído todos los libros de John Grisham.

El Abogado Y La BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora