Capítulo 6

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—No lo entiendo —frunció el ceño Alex mientras el trío se enfrentaba a la pantalla.

        Los últimos resultados de la serie de pruebas realizadas a Lena mostraban un declive constante en los gráficos y patrones de tendencia mapeados. Tras otra semana en la Fortaleza de la Soledad, haciendo todo lo posible para que Lena estuviera sana y salva, la habían trasladado de nuevo a la mansión de su familia para que descansara cómodamente. Con Kara a su lado esta vez, ya que Lena había prometido dejarla. Y aun así, semanas después, y en su séptimo mes, sólo había mejorado ligeramente, y les estaba costando todo lo que podían hacer para mantenerla.

        —Te estamos alimentando con todo lo que puedes comer. Las lámparas de sol deberían aliviar parte de la tensión de tu cuerpo y, sin embargo... tu ritmo cardíaco es demasiado rápido y superficial, la fiebre te está haciendo quemar más calorías de las que el bebé debería necesitar, y apenas ha crecido. No se me ocurre qué más podemos hacer.

        Con una sonrisa cansada, con los ojos llenos de sombras oscuras, a pesar de las interminables horas que Lena pasaba durmiendo, se levantó ligeramente en el banco acolchado, ya que su estómago se lo impedía. Se estremeció por la punzada en sus costillas en proceso de curación y por el esfuerzo que le supuso incorporarse, un sudor frío brotó en su pálida piel mientras sus brazos temblaban por el esfuerzo.

        —Estoy bien —respondió exasperada, sintiéndose mareada por la pérdida de sangre de la última prueba.

        Kara la recostó suavemente contra la inclinación del banco, con la preocupación grabada en las líneas de su rostro mientras se mordía el labio. Las lámparas de sol rojas le daban una palidez gris, sus hombros se hundían con un cansancio que no quería admitir, y Lena le dirigió una mirada sombría mientras se recostaba contra el vinilo acolchado.

        —¿Qué más hay? —preguntó Kara con voz ronca, con los ojos enrojecidos mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.

        —Argo.

        —Ni lo sueñes —respondió Lena con firmeza, con el miedo brillando en sus ojos.

        —Tiene razón, Alex —suspiró Kara, frotándose la sien—, si íbamos a llevarla, deberíamos haberla llevado hace semanas, meses. Es demasiado peligroso llevarla ahora.

        Con un suspiro resignado, Alex se encogió de hombros sin poder evitarlo, con las manos abiertas en señal de derrota mientras miraba a su hermana con preocupación.

        —Entonces lo único que puedo ofrecer es reposo en cama y líquidos. No tiene ninguna deficiencia, no hay problemas de salud. Sólo es... parasitaria. Le está pasando factura. La única cura es dejar que el embarazo siga su curso, o...

        Todos se callaron ante las implicaciones de las palabras no dichas de Alex. Tras unos instantes de pesado silencio, Alex se aclaró la garganta, pasó junto a Kara y le tocó ligeramente el hombro, dirigiendo a Lena una mirada interrogante.

        —Tengo que ir a trabajar. ¿Estás bien aquí?

        —Sí, ve, estamos bien —dijo Kara, despidiéndola con una sonrisa débil—. Nia estará patrullando esta noche.

        Asintiendo con la cabeza, Alex se quedó unos momentos, recitando una lista de instrucciones a Kara para el cuidado y la comodidad de Lena, antes de que finalmente se fuera. A pesar de las semanas que habían pasado juntas a solas, hasta el punto de que la endeble tregua entre ellas se había tensado y puesto a prueba casi hasta el límite, las cosas eran un poco más fáciles. Lena podía enfrentarse a ella sin la insoportable rabia que la arañaba, una fachada para la devastadora angustia subyacente, y Kara ya no sentía el aplastante peso de su culpa.

Semideus [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora