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Ella había sido como una flor, tan delicada, tan femenina, pero a la vez, tan peligrosa por sus espinas...

Tan sólo verla era una calma para él, ¿por qué? El tampoco lo sabía, tampoco lo entendía, y nunca llegará a comprender, pero, la quería, con todas sus fuerzas, era su corazón, era su vida, y haría cualquier cosa por ella.

— Manjiro, ¿qué haces tan temprano aquí? – la pequeña lo miraba aún con una sonrisa.

— Quería verte – ante su sinceridad era demasiado tierno, eran simples niños, aún.

— ¿Y bien? ¿dónde está Draken? – la pequeña peli castaña se acercó un poco hacía él – pero, es bueno verte.

— Ken chin, vendrá pronto, nos reuniremos para ir al templo, ¿vienes conmigo? – ante ella, la mano extendida de Manjiro se observó, era claro cuál sería su respuesta.

— Por supuesto – a lo lejos el sonido de dos motocicletas se acercaba, dos amigos en una competencia – oh, ¡Draken! ¡Baji!

— Hola enana – para ellos era buena su compañía, no entendían el cómo llegaron a tener una presencia femenina a su lado – dime, ¿Qué has hecho? No te hemos visto en un buen tiempo.

— Nada nuevo, he estudiado algo que tu deberías hacer para tu madre no se ponga triste, Baji baka.

— ¿He? ¿qué quieres decir? – ambos se llevaban bien, pero, una tercera persona había roto la conexión de aquello – por cierto, ¿a dónde vamos?

— Iremos al templo, nos encontraremos con los demás en el camino – el más alto del grupo ayudaba a la única fémina a subirse en la moto – con cuidado Reiko.

— Si.

A medio camino se encontraron con los demás, cada vez, comenzando una persecución, pero, con Manjiro mirando a Reiko cada cierto tiempo, para los demás era demasiado obvio aquello.

— Reiko, hola – a su lado se formaron los demás integrantes del grupo.

— Mitsuya, Pa, Kazu, hola – ellos se alegraban de verla, no era común aquello, pero estaban bien así.

— Ha pasado tiempo, el único que te ve es Mikey, no me parece justo – la simple risa de la fémina era suficiente para ellos.

— He estado ocupada, entre la escuela y mis clases privadas, ya saben, lo normal.

Pronto se mostró el semáforo en verde, dando por inicio la carrera, no le importaba la velocidad, confiaba ciegamente en Draken, era como su hermano mayor, lastima que sus padres se negaban a adoptar a otro niño, decían que suficiente era con ella, verlos después de tanto la hacía feliz, al menos por el momento.

Apenas llegaron comenzaron hablar de manera sería, al menos cuando llegó Mikey.

— Kazutora, tu vives en el territorio de los Black Dragons, ¿por qué no nos lo dijiste? – la fémina ahí se mostraba tranquila, escuchándolos, sin decir algo al respecto, empezaba a divagar un poco en sus pensamientos, perdiéndose la mayoría de la conversación.

— Podríamos hacer nuestra propia pandilla – aquel comentario del amante de los gatos llamó su atención – nuestro comandante sería el inigualable Mikey, el subcomandante será nuestro hermano mayor, Draken, el mediador Mitsuya, Pa-chin será nuestro abanderado, Kazutora y yo seremos la unidad de ataque especial, y con Reiko...

— ¿Yo? – la más pequeña se señaló así misma.

— Reiko, tú serás nuestra líder, nadie te conocerá, pero, sin ti, tal vez no nos hubiéramos conocido, eres fuerte, has entrenado con Mikey mucho tiempo, pero, supongo que es mejor para ti no pertenecer a una.

Esperanza - Manjiro Sano (Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora