Capítulo 15
15 de julio de 2018, 06:23:26 AM
-Katsuki, ¿podemos detenernos en esa gasolinera?-. Murmuró Izuku, tratando de no despertar a las formas que dormían en el asiento de atrás.
-¿Para qué?-. Gruñó el rubio como respuesta al tiempo que se dirigía hacia allá.
-Tengo hambre-. Dijo Izuku con una pequeña sonrisa mientras miraba directamente al chico del asiento de conductor. -Quiero comprar algo para desayunar.
Llevaban conduciendo alrededor de 5 horas, aunque quienes habían experimentado el viaje en su mayoría habían Katsuki e Izuku, pues los otros dos dormían en el asiento trasero. El rubio tuvo que forzarse a permanecer despierto, pues era el único que tenía la confianza de Eijirou para conducir su preciada camioneta.
Izuku no pudo dormir porque su mente era un torbellino con los eventos de la noche anterior. Había sido una experiencia aterradora y prefería permanecer despierto junto a Katsuki que soñar con un aliento que apestaba a alcohol, manos sucias que tocaban su cuerpo y la sensación de un metal afilado contra su cuello.
Algo que no podía admitir en voz alta, al menos delante de Katsuki, era que se sentía seguro al saber que el rubio agresivo venía con ellos. Sabía que de ser el caso, Katsuki sería capaz de hacer cualquier cosa por eliminar lo que sea que pudiera lastimarlo. Una parte de él sentía mal al respecto; subconscientemente, su sentido de seguridad dependía del cenizo, cosa que interfería tanto con su búsqueda de independencia como de hacer sentir al rubio que debía hacerse cargo de él. No obstante, a pesar de la pequeña voz en su cabeza que en ese momento le decía que debía ser autosuficiente, quería tomar ventaja de la seguridad que encontraba al lado del rubio.
La camioneta frenó bruscamente y lo sacó de sus pensamientos; fue entonces que Izuku cayó en la cuenta que se encontraban frente a una gasolinera en medio de la nada, en alguna parte de Nuevo México. Todo alrededor era desierto, no se veía ningún otro vehículo en kilómetros a la redonda con la tierra árida extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista. El peliverde se desabrochó el cinturón de seguridad.
-¿Quieres que vaya contigo?- Preguntó Katsuki, observando seriamente al de pecas.
No lo hagas. Sé independiente. Gritó la pequeña voz en su cabeza. A pesar de que moría por decir "si", y tener a Katsuki a su lado todo el tiempo, el peliverde negó con la cabeza y le sonrió.
-Estaré bien.
Katsuki se mordió el labio, frunciendo el ceño. Izuku detuvo su movimiento y miraba al rubio, que parecía haberse perdido en sus cavilaciones. Izuku esperó, pues creyó que quizá Katsuki tenía algo que decir, pero no llegó a enterarse porque de pronto el cenizo solo asintió con la cabeza y miró fijamente sus manos, que seguían sujetando el volante. El de pecas quería presionar un poco más, pero decidió dejarlo pasar. Abrió la puerta del vehículo, saltó hacia afuera y se dirigió a la estación de gasolina.
El interior de la tienda era fresco, nada que ver con el aire caliente de julio que no parecía ceder ni siquiera durante la noche ni durante las primeras horas de la mañana. El lugar estaba vacío, salvo por una empleada que se encontraba sentada detrás del mostrador, marcando billetes de lotería mientras la televisión sonaba de fondo.
Izuku recorrió los pasillos, tratando de decidir qué desayunar esa mañana. Buscaba algo caliente y llenador, ya que no había comido nada desde el almuerzo del día anterior. Se mordió el labio y contuvo un quejido al recordar que anoche estuvo a punto de cenar helado, pero no había salido de la manera que esperaba.
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"2,645 Miles"
RomansaIzuku quiere llegar al otro lado del país sin que sus padres se enteren, quiere encontrarse a sí mismo. Katsuki está desesperado por llegar a Los Ángeles, quiere reparar sus errores. Ninguno de los dos sabe qué esperar, pero a lo largo de este viaje...