Capítulo 1
12 de julio del 2018, 13:22:05 PM
El asfalto irradiaba calor mientras la autopista vacía se extendía por kilómetros a través de llanos verdes de cultivo y colinas cubiertas por árboles. El caluroso sol de julio estaba en su cénit y no mostraba misericordia con aquellos que se encontraban atrapados bajo sus rayos abrasadores. Izuku Midoriya y Ochako Uraraka lo descubrieron mientras se sentaban sobre la hierba al lado del camino; sus espaldas estaban recargadas contra un viejo Honda Civic del 98 al que ahora le salía humo del cofre, justo donde hasta hace poco había fuego.
Habían logrado apagar el reciente incendio vaciando sobre el motor todas sus reservas de agua y sacrificando la camisa de Izuku en un intento de controlar las llamas. Creyeron que habían manejado la situación bastante bien al detener el fuego ellos solos, hasta que cayeron en la cuenta de que no podían encender el auto. En medio del calor, hartos y con fatiga se volvieron bastante conscientes del hecho de que estaban varados en medio de la nada, sin recepción telefónica y sin agua.
Ahora, Izuku estaba sentado con las piernas cruzadas mientras hacía girar una hoja de pasto entre sus dedos índice y pulgar, mirando hacia el montón de buitres que habían comenzado a volar en círculos sobre ellos. Se preguntó si así era como ésto iba a terminar: morir dramáticamente a un lado de la carretera, sin siquiera haber llegado a la mitad del trayecto.
-Esto es ridículo-. Dijo Ochako, cortando el silencio. -Hemos estado aquí por casi una hora. ¿Cómo es que no ha pasado nadie?
Izuku se encogió de hombros.
-Es el campo, Ochako. No creo que haya tanta gente como en casa.
Ochako gruñó en frustración y comenzó a recoger algunas gravillas del camino para hacerlas flotar en un intento de no aburrirse.
Por otro lado a Izuku, aunque incómodo por el calor seco que le quemaba la nuca y lo hacía sudar en abundancia, no le molestaba tanto la situación como a ella. Ciertamente el calor era sofocante y muy seguramente el auto ya no servía, pero el paisaje no era nada malo. Ver el pasto verde mecido por el viento, extendiéndose por kilómetros y kilómetros enfrente de él hasta que éste se perdía entre colinas cubiertas de árboles era un cambio agradable de las borboteantes calles de su casa, en donde el ruido nunca se detenía y los edificios estaban tan cerca que cuando miraba por la ventana el único paisaje que podía ver era una escalera de incendios oxidada y los ladrillos del edificio de al lado.
Imaginó cómo sería vivir en un lugar como este: despertar cada mañana con el cantar de los gallos, sentarse en un enorme porche, beber café y mirar a los animales de granja mientras corrían por ahí. Sí, suena bastante bien. Pensó.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios cuando fue distraído por el sonido de Ochako, que se levantó abruptamente.
-¡Suficiente! Vamos, Izuku, caminaremos hasta la siguiente parada. ¡No puedo quedarme sentada por más tiempo! Necesitamos... ¿es eso un auto?
Izuku se levantó de prisa, mirando en la misma dirección que Ochako y... sí un pequeño punto en el horizonte se acercaba cada vez más.
-¿Qué hacemos? ¿Llamamos su atención?
-Hmm-. Confirmó Ochako, sin escuchar realmente a su amigo al tiempo que trotaba hacia el centro del camino y comenzaba a mover los brazos de manera agresiva, tratando de captar la atención del conductor.
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"2,645 Miles"
RomantiekIzuku quiere llegar al otro lado del país sin que sus padres se enteren, quiere encontrarse a sí mismo. Katsuki está desesperado por llegar a Los Ángeles, quiere reparar sus errores. Ninguno de los dos sabe qué esperar, pero a lo largo de este viaje...