Capítulo 2

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Baek Nakyum, 19 años. Estudiante universitario con buenas notas, convocado al equipo oficial de futbol para las competencias a nivel nacional.

Elocuente al hablar, buena relación con sus allegados, pero tras recabar diversos puntos de vista, hubo profesores y otros estudiantes que le describieron como frío e indiferente ante determinadas situaciones, extrañamente no se le conocían amistades, comía y andaba solo por el campus, se negaba a asistir a fiestas típicas de estudiantes.

Cuando su detención tuvo lugar, no mostró remordimientos, se negó en todo momento a admitir lo que había hecho. Fue sometido a interrogatorios de hasta 72 horas y no fue posible obtener una confesión. En el estrado se declaró inocente de todos los cargos, pero no tenía forma de explicar las salpicaduras de sangre en su habitación, o el porqué su ADN estaba bajo las uñas de su vecina asesinada.

Tras los días de deliberación, el jurado lo encontró culpable por dos cargos de asesinato y fue sentenciado a muerte, la decisión fue unánime.

Ese era el tipo de líneas que Seungho leía repetidas veces en el expediente que sostenía entre sus manos. El caso de Nakyum tuvo dos detectives de homicidios a cargo y tal parecía que los dos se ponían de acuerdo para redactar una y otra vez lo mismo. Comenzó a subrayar con marcadores fluorescentes lo que le parecía más interesante y observaba fotografías de anexo en dicha carpeta.

Había fotos de Nakyum en el equipo de futbol, fotos suyas con su familia y lo único cierto es que aparentaba ser un chico como cualquier otro.

El siguiente paso fue dedicar largas horas a observar los vídeos con los interrogatorios de Nakyum quien lucía imperturbable ante la forma en que los detectives le acosaban ininterrumpidamente buscando obtener una confesión, iban y venían dejando la cámara encendida como esperando que él pudiese dar un paso en falso y ceder, sin embargo, en el vídeo, Seungho sólo veía la forma en que Nakyum suspiraba y guardaba silencio, miraba a la nada y de vez en cuando cerraba los ojos como si deseara dormir.

No había nada de especial, ni siquiera parecía de esos interrogatorios típicos en los que el hambre o el sueño cumplieran la función de llevar a una persona hasta el límite y por fin confesar.

Fueron horas y horas de interrogatorios y de pronto Seungho se encontró con algo interesante. Nakyum le había dicho la verdad, no había pruebas físicas que lo vincularan al asesinato de su padrastro, tampoco al de su vecina, todo fue evidencia circunstancial y Seungho no entendía del todo cómo es que una sentencia de muerte fue admitida por el juez. La fiscalía tuvo éxito, sí, pero las cosas estaban mal.

No es que ya estuviera admitiendo que Nakyum fuese inocente, pero quizá la pena de muerte era un poco exagerada.

Así que bueno, había que seguir un plan:

1. Buscar al juez que dictó sentencia

2. Tratar de ubicar a algunos de los testigos que declararon en el juicio de Baek Nakyum.

3. Entrevistarse con los detectives a cargo, sólo para ver que más podían contarle.

Seungho se sorprendió de la hora, eran las 2 de la mañana cuando él tomaba notas y programaba en su pequeña agenda lo que tendría que hacer, sus ojos se abrieron con sorpresa y apagó el vídeo con los interrogatorios de Nakyum.

¿Qué pasaba con él? ¿Qué lograría enredándose en un caso tan complejo?

No lo sabía, pero el simple hecho de pensar que una persona pudiera morir sin ser culpable era terrible. Su padre murió sintiéndose el peor de los traidores. Él no quería sentirse igual, era como redimir una equivocación humana y quizá desde el cielo su padre estaría orgulloso ¿Cierto?

Irreversible (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora