Capítulo 11

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—¿Enamorado dices?

—No sé si enamorado, pero me dio esa impresión.

—Interesante— acomodando sus gafas sonrió y tomó un par de notas. No había otra manera de definir esta nueva información que le llegaba. El romance nunca fue una posibilidad. Y aún le parecía increíble que su plan estuviera yendo por ese rumbo, es decir, durante meses se planteó todo tipo de posibilidades; una explosión violenta, pesadillas aterradoras, intentos de suicidio, intentos de huida o crisis nerviosas que le volvieran socialmente disfuncional.

Pero esta vez era todo lo contrario. Al parecer Baek Nakyum estaba experimentando su primera atracción romántica, no tenía idea que pudiera salir de todo eso, pero debía mantenerse al tanto. Como un obsesionado con la investigación y el descubrimiento, quería saber más sobre los constructos de la mente humana. Ya de por si era un fanático de las formas misteriosas en qué actuaba la mente bajo la influencia de diversas experiencias traumáticas.

—¿Qué debo hacer?

—Asegúrate de ganarte su confianza. No intentes ir en contra de sus nuevos sentimientos. Más bien deberías estarlo escuchando con atención. Deja que hable, presta atención a los detalles que te dice sobre su relación. No hagas nada estúpido y en la medida de lo posible, intenta grabar las conversaciones que tienen juntos.


~

—Entonces ¿Qué clase de relación se supone que tenemos ahora? — Nakyum estaba todavía inquieto. Estaba frente a Seungho. Podían mirarse gracias a la luz de la luna que se colaba por la ventana con las cortinas abiertas. Ya no había una barrera de almohadas, ya no había nada interponiéndose entre ellos y aun así, sentía miedo de tocar su rostro y que este desapareciera como los restos de sus pesadillas.

—Seamos lo que tú quieras. Ponle un nombre a esto que tenemos.

—No lo sé— se paralizó ante la forma en que Seungho le tomaba un mechón de pelo y se lo pasaba por detrás de la oreja. También acariciaba su mejilla y no paraba de sonreírle.

—Me gustas. Te lo dije antes, pero me gustaría que tuvieras claro que me refiero a ese gustar de tipo romántico.

—También me gustas— estaría bien que solo fuese un sueño, al menos así podría justificar las tonterías que salían de su boca, pero el asunto es que no era ningún sueño. Era algo real y la sonrisa de Yoon Seungho le ponía mal. Le trastornaba al extremo de hacerlo decir estupideces y admitir lo que sentía.

—Está bien así. Digamos que somos dos tipos que se gustan y ya. No tenemos que definir esta relación si no estas preparado para hacerlo— el alto lo rodeó con ambos brazos y lo atrajo hacia él.

Nakyum pudo esconder su rostro en su pecho y dejarse arrastrar por esa sensación reconfortante. Abrazar a Seungho era una experiencia todavía abrumadora, pero estaba bien si podía disfrutar el tiempo que le quedaba junto a él. Pronto estaría tomando decisiones importantes y quizá el momento de la separación sería más doloroso si tenía recuerdos agradables junto a él, pero esa noche decidió dejar de dudar y aprovechar la que quizá sería su única posibilidad para estar con alguien que parecía honesto y que lo hacía confiar en algo, confiar en alguien.

¿Qué eran entonces?

No había que ponerle un nombre a lo que tenían ¿Cierto? Simplemente eran Baek Nakyum y Yoon Seungho y así estaban bien. Sólo, debía durar el tiempo que tuviera que durar.

...

Las cosas parecían haber mejorado entre ellos, después de la reconciliación entre Hee Yin y Nakyum, pasaron tres fines de semana increíbles en los que salieron a dar recorridos por la ciudad, visitaron varios restaurantes juntos y hasta programaron una visita al museo. Muy a su manera disfrutaban del tiempo haciendo cosas que cualquier otro tipo de familia haría. Los mejores momentos para Seungho llegaban casi al anochecer cuando el sol se ocultaba y veía a su hija y Nakyum cocinando galletas, al final nunca se las comían, pero era una nueva forma de pasar el rato. Quizá los mejores instantes llegaban cuando se iban a la cama y podían abrazarse bajo las sábanas. Sin una muralla de almohadas de por medio, podían abrazarse y si el ambiente era el indicado, podían besarse como si ambos hubieran estado impacientes por hacerlo durante todo el día.

Irreversible (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora