Capítulo 9

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Entre la incredulidad sobre lo que había pasado y la confusión de escuchar cosas que jamás creyó escuchar, no paraba de preguntarse si él era alguien normal. No tenía muchos recuerdos antes de los dos años, así que su vida en conclusión había sido una mierda. Prestaba atención de vez en cuando a esa psiquiatra y confirmaba que había más personas sintiéndose como él, era como si esa mujer tuviera la capacidad de mirar su pasado y comprender todos los pensamientos que le abrumaban: la culpa, el miedo, la vergüenza, el odio a sí mismo y la rabia intensa que se apoderaba de vez en cuando de su forma de ser.

Al salir de la que oficialmente era su segunda sesión en una terapia de grupo, se sintió extrañamente aliviado. Pensó un poco en el abuso, pensó en los años que vivió en silencio con temor de no lastimar a su madre y... de todas formas todo salió tan mal. Su supuesta vida estaba arruinada y era por eso que le parecía aún más estúpido desarrollar sentimientos por un hombre como Yoon Seungho.

~

—¿Por qué demonios me cuentas algo como esto? — quiso saber los motivos por los que ese condenado a muerte igual que él le hablaba de un supuesto abogado que podría ayudarlo. El tipo recibiría la pena capital al día siguiente y mientras ese momento llegaba, le tenía ahí enfrente dedicándole una sombría mirada.

—Digamos que intento ayudarte— el prisionero se relamió los labios asquerosamente y le apretó el trasero—. ¿Qué tal un intercambio?

Y así era casi todo el tiempo, había unos idiotas que lo acosaban de esa forma, malditos asquerosos que sólo pensaban en sexo, o en la forma de saciar sus sucios deseos. Constantemente era víctima de abuso y acoso por lo que era un blanco fácil para los imbéciles que estaban a punto de morir y ya no tenían derecho a visitas maritales. El prisionero acababa de hablarle de un prestigioso abogado que conoció por las noticias tiempo atrás, le habló de un tipo con un enorme sentimiento de culpa por algo que su padre hizo y si... Nakyum conocía el poder de la culpa. Pensó que sería increíble poder contactar a un tipo como él y valerse de su más obscura debilidad para evitar la muerte. Pensó en su actuación perfecta, pensó en su grado de victimización, se hizo una imagen mental del supuesto abogado y planeó una magnifica estrategia para poder convencerlo de ayudarle. Pero, el problema estaba en que no tenía la más mínima idea de cómo hacerlo venir a él.

—¿Qué tipo de intercambió?

—Mi última noche...— el prisionero se acercó para morderle la oreja y lamer su rostro. Hubo repulsión y un deseo poderoso por asesinarlo ahí mismo, pero se contuvo. Lo hizo sólo porque algún beneficio debía obtener—. Quiero pasarla contigo. Te quiero en mi cama, te quiero debajo de mi ¿Se entiende lo que estoy pidiendo?

Nakyum le miró asqueado y asintió.

No quiso pensar mucho, pero a la mañana siguiente mientras lavaba su trasero y sacaba todo lo que tenía dentro, vomitó también. Aún en medio del asco, el odio a sí mismo y la vergüenza, no dejaba de repetir en su mente un nombre y una dirección que nunca debía olvidar.

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Al salir de ese tormentoso recuerdo, Nakyum vio que Seungho llegaba pese a haberle dicho que estaría en casa por su propia cuenta.

Se subió en medio de un incómodo silencio y no encontraba la mejor forma de romper con la tensión, tampoco era como que Seungho lo estuviera haciendo, así que le pareció bien fingir que no había pasado nada entre ellos.

Llegaron a casa y sus acciones no fueron muy diferentes a las de antes, no hasta que él intento subir las escaleras rumbo a su habitación, Seungho le detuvo y le hizo sentir que era él quien debía dar explicaciones.

Irreversible (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora