Capítulo 3

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—¿Qué diablos te paso en el rostro? — quiso saber su compañero de celda. Nakyum sentía que acababa de dar una de las mejores escenas de su vida, plagada de sentimentalismo y victimización tal y como les gustaba a los abogados de la actualidad.

Con una sábana sucia y mal oliente se limpió la cara con satisfacción, celebrando su gran éxito como un buen actor. Ese viejo era su compañero hacia apenas dos meses, pero el tipo ya tenía 65 años y no era un objetivo para molestar, así fue que con el paso de los días aprendieron a ser cómplices y se soportaban mutuamente en lo que esperaban por la fecha de su asesinato.

—He llorado ¿Qué tal me veo con los parpados hinchados?

—Horrible.

—Mi abogado estaba aquí. Vino a verme y hasta me pidió disculpas. Me pidió que confiara en él e incluso fue cariñoso ¿Puede creerlo? Aún hay alguien que puede tratarme con cariño en este mundo.

Y la verdad es que sí. Se sentía muy raro que después de tantos años y una infancia jodida, y una adolescencia más jodida, ahora tenía a alguien que buscaba protegerlo "Pff" ¿Qué diantres le pasaba a ese hombre?

Esperaba más del hijo del gran abogado y fiscal Yoon. Esperaba a alguien más arrogante y también más imbécil, pero este tal Seungho le resultaba tan simple. Tan manipulable que no le había llevado mucho tiempo mostrarse ante él como un pobre e inocente chico que le temía a la muerte.

Incluso estaba dudando sobre si había hecho lo correcto o no, pero conocía bien su historia y si de algo estaba plenamente convencido, era de que Yoon Seungho daría lo mejor de sí para que le redujeran la condena o anularan la sentencia de muerte.

Ah, por dios... tenía tantas ganas de fumar un maldito cigarrillo.

—Eres afortunado, que un abogado se interese en tu defensa aún siendo un caso tan complicado. No le pasaría a cualquiera.

—¿Qué hay de usted? ¿Así de fácil se resignó a su muerte?

—A mi edad no tengo mucho que negar, soy culpable y lo he admitido, asesine a esas mujeres y no estoy interesado en tener un segundo juicio. ¿Qué hay de ti muchacho? ¿En verdad no hiciste todo eso que dicen? Hay quienes incluso dicen que la verdad es que asesinaste a tu hermana y que por eso ella no apareció en tu juicio.

—No lo hice y hubiera aceptado cargar con toda la culpa sin ningún problema, pero ese maldito. Ese hijo de perra tenía que meter sus sucias manos y manipular todo en mi contra.

—¿Qué te hace pensar que podrías librarte de la muerte?

Nakyum sonrió en forma silenciosa y miro al hombre con esa mirada fría y descarada a la que todos le temían por ahí—. Digamos, que tengo un buen presentimiento.


Tres semanas después...

Fue llamado a la oficina del director de la prisión. Como ya era costumbre, los dos custodios más altos y fornidos de ese asqueroso lugar, lo jalonearon para hacerlo salir de la cama. Le colocaron las esposas con brusquedad y hasta le dieron un golpe en la espalda con tal de que se moviera más rápido. Nakyum no dudo en escupirle a uno de esos tipos en el rostro y al otro le dio un cabezazo en el pecho como acción de venganza a la forma en que siempre le trataban.

El tipo con el golpe en el esternón se sintió sofocado y el otro cometió la estupidez de tratar de ayudarlo. Con mucha facilidad Nakyum había creado una excelente oportunidad para caminar por si solo hasta la oficina del director bajo la mirada de los otros presos atónitos que le veían con asombro.

—¿Qué quiere? — el director se sorprendió al verle llegar de esa forma y salió para dar un par de gritos a ese par de idiotas. Nakyum tan satisfecho de su hazaña, todavía tuvo tiempo de tirar el café del director en el teclado de su computadora.

Irreversible (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora