Capítulo 10

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Se apresuró en dejar la cama para ser el primero en usar la ducha, estaba convencido de muchas cosas, pero la principal, era asegurarse a sí mismo de que un romance era lo peor que podía pasarle a su plan.

Normalmente, el amor era algo que arruinaba las cosas. Fuese cual fuese la situación, si había sentimientos de por medio, algo salía mal y él debía tener la cabeza sólo en una cosa.

Así dejo que el agua arrastrara consigo los pensamientos, estaba acostumbrado a no dormir, así que una noche más no marcaría una diferencia. Pronto estuvo poniéndose la ropa y bajaba las escaleras a hurtadillas cuando Seungho lo llamó.

—Nakyum— dejo de avanzar y maldijo el momento ¿Por qué siempre que parecía ir todo bien en realidad iba todo mal?

—Buenos días— saludó fingiendo que nada pasaba.

—¿A dónde vas? Es temprano todavía.

—Tengo una entrevista de trabajo, si me disculpas saldré antes.

—¿Qué hay de Hee Yin? ¿No vas a explicarle tu actitud de anoche? Ella esperaba al menos desayunar contigo, ella quería darte...

—Tú eres su papá. Seguro sabrás manejar la situación. Te veré en el trabajo ¿De acuerdo? Y si no te veo, te veré en casa esta noche. Quiero regresar solo, no sé a qué hora llegue. No importa si tienes que ir a dormir antes de mi llegada, solo ve a dormir ¿Bien?

No había tiempo para charlas absurdas. Este era su verdadero intento de apresurar las cosas. Ya bastaba de estar perdiendo el tiempo y pensar tonterías.

Ni siquiera miró a Seungho antes de irse, sólo salió de ahí y caminó tan rápido como si alguien estuviera yendo tras él.

Lo de la entrevista, bueno. No era mentira, en realidad tenía una entrevista en una pizzería cercana, sabía que era un trabajo mucho peor pagado del que tenía en el bufete, pero por si acaso podía obtenerlo, se libraría de tener que mirar a Seungho en todas partes, no tendrían pretexto para verse en una oficina mientras trabajaban, ni tendrían que ir juntos a casa. Así que estaba bien, lo del dinero no importaba mucho, porque de todas formas había obtenido una buena cantidad para ir y dársela a Jihwa. Además, podía hacer otras cosas, quizá otro empleo, o trabajar horas extras.

Para su sorpresa y la de otros entrevistados que parecían tener más experiencia en ese negocio, la reclutadora a cargo, lo seleccionó a él.

Un incrédulo Nakyum reaccionó con confusión ante el resultado y fue tras la mujer. Ella le mostró el lugar, le habló sobre lo que tendría que hacer y le sugirió quedarse cuanto antes para iniciar con el periodo de tres días de capacitación, así que, sin poder negarse, escribió un mensaje de texto para enviarlo al número de Seungho y luego apagó su móvil.

Estar ahí fue extraño, dado que se había acostumbrado a sus actividades en el bufete, atender a personas no era su fuerte, pero tampoco lo era estar en la cocina o dedicarse a armar cajas. El asunto en todo eso era que no se consideraba bueno para algo, o quizá era bueno, pero en realidad no le gustaba el trabajo. Dio su mejor esfuerzo, o al menos así intentó pensar.

Cuando era hora de salir, miró el reloj de la pizzería confirmando que pasaba solo un poco de las 6. Aún se negaba a prender el teléfono, así que tomó un taxi para ir y encontrarse con Jihwa.

Al llegar a casa de su amigo, este le abrió la puerta y le ofreció un café.

—¿Sabes? No tienes que dejar de dormir— le aconsejó cuando se percató de las enormes ojeras bajo sus ojos.

—Sabes que soy un poco obsesivo compulsivo, si no termino de hacer algo, deseo continuar lo más que se pueda.

—Te traje esto— le entregó el dinero dentro de una bolsa. Jihwa se sorprendió con la cantidad.

Irreversible (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora