Capitulo 1

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"Todo fue tan fluido, tan espontáneo, tan natural, que a ninguno de los dos nos pareció nada raro que de pronto mi mano estuviera en su mano que nos miráramos a los ojos como dos adolescentes o dos tontos." - Mario Benedetti.




















Alisson.

La vida cambia, aunque no queramos aceptarlo, aunque no nos demos cuenta cambia, es inevitable. Hasta cuando crees que todo es perfecto solo se derrumba como un castillo de cartas frente al viento.

Siempre tuve una buena relación con mis padres, más con mamá tanto que llegar de la escuela sentarme en el mesón de la cocina, hablar con ella, contarle con cada mínimo detalle mi día y escucharla hacer lo mismo, se convirtió en mi momento favorito por años. Claro, hasta que la graduación empezó a estar más y más cerca y la típica pregunta de ¿Qué harás con tu vida? Empezó a invadir todos los rincones de la casa. Yo lo tenía más que claro. No necesitaba siquiera pensarlo. Entraría a una escuela de arte local, así no tendría que irme lejos y podría dedicar mi tiempo a eso que tanto amo.

Todo eso se vino abajo cuando me dieron dos boletos de avión a Inglaterra y una cita con el decano de admisiones de nada más y nada menos que ¡Cambridge! ¡A Miles de kilómetros de mi casa! No supe que hacer en ese momento y de repente me encontraba frente a la gran institución abrazada al brazo de papá que me enseñaba cada cosa con orgullo, y pintaba para mí un futuro a su gusto.

-Estos cinco años van a ser los mejores de toda tu vida.

-¿No son cuatro?

-Si, pero tú tomarás la especialidad y tendrás una oficina junto a la mía. Siempre te gustó la vista desde mi piso. Mi Aly serás una gran abogada, de eso estoy seguro. Solo imagínalo: Keller y Keller la mejor firma de Seattle.

No le dije que no, no dije: "Papá esto no me gusta" o "Papá no quiero hacerlo" Porque estaba segura de que pasará lo que pasará no iba a entrar. No podía entrar. Disfruté nuestro corto viaje al reino unido hice la entrevista  y a la mañana siguiente mientras él tomaba un té con un viejo amigo salí a caminar por las calles de Cambridge. Todo el lugar con esa típica arquitectura antigua e imponente en tonos beige unos más oscuros que otros. No sé por cuánto tiempo caminé, pero cuando levanté la mirada vi un letrero dorado enorme en lo alto de uno de esos edificios de tal vez tres pisos. "GOLDEN GALLERY" lo primero que vi al entrar fue la radiante sonrisa de una pelinegra con labios rojos y dientes perfectos.

-¡Bienvenida! - me tendió un folleto- Es la explicación de cada obra. Espero disfrute el recorrido.

-Gracias...

-Soy Sarah Hayden, por si me necesita.

En ese momento no lo sabía, pero aquella sonrisa se quedaría conmigo por mucho tiempo,  se convertiría en mi compañera y mejor amiga.

Camine por un pasillo de mármol largo, de las paredes colgaban algunas fotografías magníficas, cada una contando una historia en particular, unas más profundas que otras, cada una especial. Seguí caminando hasta toparme con varias pinturas, los trazos de los pinceles, los grumos de pintura, la mezcla de colores, era mágico. Como un pedazo de tela blanca podía convertirse en una ventana a un mundo mágico, un recuerdo trágico, un amor eterno.

No se cuanto tiempo divague como un alma perdida en ese lugar pero cuando salí tenía  los ojos centellando de alegría, me di cuenta que eso era lo que quería. Que mi propósito podría ser pintar sentimientos. Hacer sentir a las personas paz, dolor, amor a través de una pintura. Y no hubo marcha atrás.

Volvimos a casa, la carta llegó dos semanas después, era un sobre grande, blanco, con el sello de la universidad en el medio. Felicidades fue la primera palabra que leí no sabía que hacer o que decir. No quería ser una decepción, pero tampoco quería regalarles mi vida. Tal vez podría estudiar un semestre. Solo un semestre y después decir que no era mi vocación y sino un incendio en Cambridge seguro era una buena razón para no volver.

Diez Días En Verona ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora