Capitulo 13

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Alisson

¿Es posible sentirse tan bien, tan cómodo y tan feliz con alguien a quién acabas de conocer? Si, o al menos si con Jake. Es que me hace reír, pero no con chistes estúpidos, o bromas sin sentido. Me hace sonreír sin razon, solo porque si y es bonito sentirse así. Son pocos los momentos en dónde te duelen las mejillas, pero disfrutas ese pequeño dolor. Porque en tu mente solo existe eso...

Hoy fue tomar un café, recorrer Verona y dar vueltas en un vestido rojo mientras me sentía como una princesa.

Jake me hace una seña con la mano y se separa de mí un par de metros a contestar el teléfono. Aún sonríe mirándome, pero de pronto las comisuras de sus labios se caen estrepitosamente y frunce el ceño. Solo leo un "¿Qué?" En sus labios. Cuelga y se acerca a mí.

—¿Qué pasó?

—Llegó. — afirma.

—¿Llegó? ¡Ay por dios! ¡Llegó! — digo al fin descubriendo a quien se refiere— Tu padre debía llegar mañana en la noche.

—Si, no deja de sorprenderme.

—Mejor volvamos, así me pongo presentable... Mmm, ¿Qué ropa puedo usar para conocer al padre de mi novio falso? — Ríe.

—Cualquier cosa que no tenga amarillo, odia el amarillo.

—Y yo a él. ¡Por dios! ¿qué persona puede odiar el color de la alegría? El color del sol, ¡De los girasoles!

—Él, es muy serio.

—No me digas...

Caminamos de vuelta al hotel, veo angustia en sus ojos, yo también estaría así, el señor Blake debe ser la persona más horrible que haya conocido. Y aún ni lo conozco.

—Espera. — dice tomando mi mano justo antes de pasar por la puerta. Entrelaza nuestros dedos y sonríe. Lo imitó y entramos.

Se escuchan las risas cuando pasamos por el restaurante, y los veo. Supongo que es el señor alto, con el pelo completamente blanco y la ya conocida característica de la familia. Ojos azules. Escalofriantes ojos azules. Nos observa. Deja de reír y tensa la mandíbula. Nos acercamos.

—Padre. — pronuncia Jake en voz firme estrechando su mano.

—Jacob, me da mucho gusto verte. — Su mirada viaja a mí, me mira como si fuera algo extraño. No dejo que pase más tiempo y me atrevo a hablar.

—Mucho gusto señor Blake. Soy Rosie, la novia de su hijo. — le doy mi mano y el la estrecha con delicadeza.

—Rose... me da gusto al fin conocerte.

—Lo mismo digo— suelto la mano.

—Bueno, vamos a almorzar ¿Vienen?

—Si, gracias papá— saca una silla para mí y se sienta en medio de Dylan y yo. Tiffany me mira con recelo. Y su prometido solo la observa con adoración. Son una buena pareja.

—Y... ¿Dónde estaban tortolitos? Los estaba buscando. — pregunta Dylan.

—Fuimos a desayunar.

—Si, caminamos un rato. — sonríe.

—Jake, ¿cómo va la galería? Espero que bien.

—Muy bien. Todo está en orden.

—Creo que después de la boda de Tiff puedo ir a visitarla. Revisar como va todo. ¿Te parece?

—Claro, al fin y al cabo, es tuya. — responde manteniendo la vista fija en el menú que está entre sus manos.

—No hablen de negocios, estamos aquí por Tiffany y Cameron. Brindemos por ellos— dice Lili y la mencionada sonríe exageradamente. Las damas de honor aplauden y todos hacemos el brindis.

—Se los agradezco mucho, es una ocasión muy importante para nosotros.

—Muchas gracias por acompañarnos— dice Cameron tomando su mano.

—¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! — exclaman las tres chicas junto a la madre aplaudiendo. Ellos las complacen dándose un corto pero dulce beso en los labios.

Aplaudo sonriente junto a Jake, que, aunque tiene una sonrisa pintada en la cara no se ve feliz. Pedimos el almuerzo. Él pidió un plato de pasta y yo una ensalada. Sin tomates.

— Lamento el retraso, perdí mi vuelo y tuve que esperar unas horas...— escuchar esa voz hace que algo mi pecho se estremezca. Volteo y sí, ahí está— ¿Tú?

Jason...

Diez Días En Verona ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora