Alisson
El teléfono suena otra vez, esta si me detengo a ver la pantalla, un numero desconocido, no debería contestar... pero podría ser alguien interesado en mis obras.
— Hola.
— ¿Hola?
— Disculpe señorita, pero creo que tiene una cita pendiente con su novio.
— ¿Quién habla? —pregunto desconcertada.
— ¡Soy Dylan! Futuro cuñado, deberías saber quién soy. — me rio, el debe saber que esto es solo un trato.
— Lo siento futuro cuñado.
— ¿Quieres que te saquemos de ahí?
— ¿Pueden?
— Somos increíbles, podemos hacer lo que sea.
— Ni siquiera sé dónde estoy, solo sé que hay mucha ropa...
— Si, y zapatos, bolsos, joyas...— esta vez es la voz de Jake la que se escucha. — y una chica de rizos sentada justo en el medio con cara de aburrimiento.
— Mi héroe. — ríe. — ¿Dónde estás?
— Aquí. — levanto la mirada y lo veo, está detrás de mí, con una sonrisa traviesa y sus ojos brillando. — ¿Me extrañaste?
— No sabes cuánto. — no miento, después de probarme seis vestidos tres faldas y no se cuantas blusas siento que no puedo ni caminar.
— ¡Bebé! ¿Qué haces aquí? — pregunta Tiffany acercándose a nosotros.
— Vine por mi chica.
"Mi" siempre me molestó de alguna manera que lo usarán conmigo y más cuando de un momento a otro se volvió mi apodo predilecto. "Mi Aly" así me decía mi papá, luego mi mamá luego toda mi familia y después se volvió casi mi nombre. Dios cuanto me molestaba que lo usará gente que apenas conocía o chicos de la escuela. Siempre respondía un: "Soy Alisson, y no soy tuya así que Aly está bien" luego dejé de hacerlo se volvió tedioso decirle a cada persona y terminé ignorándolo, pero jamás dejo de molestarme.
Claro hasta que este chico lo dijo y por un momento no se sintió mal pensar en que, si era su chica, aunque fueran puras fantasías.
— Pues llévatela. — sonríe un poco y le deja un beso en la mejilla. — pórtate bien.
— Se supone que eso lo diga yo.
— Sabes que no.
No decimos nada mas y salimos de la amplia tienda.
— Gracias por rescatarme. — me lanza una sonrisa y se pone frente a mi caminando de espalda.
— ¿Fue tan malo? — pregunta Dylan recostado en la puerta del establecimiento.
— No...
— Puedes decirnos, sabemos que son... muy...
— Están locas.
— ¡Dylan! — me rio, pero la verdad tiene razon.
— Son lindas... pero son algo, intensas.
— Buena forma de decirlo.
— ¿Te molesto Tiffany?
— No, se porto muy bien, solo que después empezaron a usarme de maniquí.
— No me extraña.
— ¿Quieres ir a comer algo, Aly? — lo miro con los ojos muy muy abiertos y frunzo el ceño.
— ¿De que hablas cariño? Me llamo Rose, Jacob ¿Quién es Aly? — intento que mi "escena de celos" sea creíble, al menos un poco. Pero ambos empiezan a reír descontroladamente ¿Qué les pasa? Jake suspira y pone una mano en el hombro de su amigo.
— Él lo sabe.
— Aahh. — le doy un manotazo en el brazo. — debiste decirme. Casi me da un maldito infarto.
— Pero sigues viva.
— Por poco.
Seguimos caminando un rato largo por una de esas calles idílicas que aparecen en las postales de Italia, tengo el brazo enredado en el de Jake y Dylan nos hace reír cada dos minutos con sus ingeniosos comentarios.
— Bueno tortolitos, lamento decirles que tengo un compromiso.
— ¿Qué compromiso? — pregunta Jake bastante extrañado.
— Una cita, pero tranquilo amigo, luego te llevo a cenar.
— Muy gracioso, ¿con quién?
— Descargue una app de citas, deséame suerte. Adiós nena. — sigue caminando mirando el teléfono dejándonos solos.
— ¿Nena?
— Dijo que no sabia como decirte y que probablemente se confundiría y arruinara nuestro plan... asi que ahora te puso "Nena" asi no se puede confundir.
— Ahg, eligió mi favorito. — le contesto con ironía.
— ¿No te gusta?
— Nop, mi abuelo tenía una guacamaya que se llamaba Nena — aprieta los labios intentando no reírse de la razon por la que odio el apodo —¡Me mordió! — le muestro la vaga cicatriz que hay en la palma de mi mano, ya apenas se ve el fantasma de lo que fue hace años. — Solo tenía seis años. Asi que desde ese día odio a los pájaros de más de cinco centímetros y el nombre nena.
— Dios...— suspira soltando una carcajada suave. — ¿Entonces que apodo te gusta?
— Mmm, Aly supongo... creo que no tengo un apodo.
— Eso me gusta.
— ¿Por qué?
— Porque voy a ser el primero. — afirma muy orgulloso.
— Ah, ¿sí?
— Si.
— Pues tendrás que pensarlo muy, muy bien. Soy bastante exigente y tendrá que gustarme mucho para que deje que lo uses.
— Ricitos.
Ricitos... ¿Por qué sonó tan perfecto? Tal vez por la persona que lo dijo. ¿Por qué me gusto tanto? Porque es perfecto.
— ¿Qué, no te gusta?
— Me encanta. — confieso y él sonríe de lado y toma mi mano con delicadeza, tanta que parece que me pide permiso para tomarla, al ver que no me muevo ni un centímetro entrelaza nuestros dedos y volvemos a caminar en silencio...
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Diez Días En Verona ©
Romance¿Que serias capaz de hacer para cumplir tus sueños? Alisson tiene un mes para cumplir un trato que hizo con su padre o sino deberá volver a casa y dejar sus metas de lado. Jake tiene que demostrarle a su familia que cambio y que puede hacerse carg...