Capitulo 10

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Jake

Después de desayunar decidimos caminar un rato, podría llevarla a ver la casa de Julieta, o a probar el gelato, seguro le encantaría.

—Creo que ya se porque Shakespeare amaba Verona. — dice mirando todo con detalle— Sabes... podría ser un romance shakesperiano.

—No estoy listo para morir aun Julieta. — respondo y ella se ríe. — Así que, ¿te gustan sus libros?

—Claro, amo Romeo y Julieta. — dice y se sienta en una banca, yo la sigo. — Pero prefiero los finales felices.

—Tienes razón. Lo bueno es que tenemos una página en blanco, podemos decir lo que queramos.

—Nos conocimos en... ¡oh, ya se! En el London Eje.

—Y... yo te pedí una cita. Obviamente dijiste que sí.

—Podría haber dicho que no— la miro mal y ella sonríe divertida— tú ganas.

Pasamos el resto de la mañana inventando miles de historias, pero solo una termino de convencernos. Es divertido pasar tiempo con ella, nunca para de hablar y sus ideas son bastante curiosas. La elegida fue decir que en una reunión de trabajo su amiga Sarah la llevo y nos conocimos, yo le pedí su teléfono para ver sus obras y una cita llevo a otra y ahora somos "novios" bastante creíble a mi parecer. Aunque me habría gustado ver la cara de mi madre si hubiese elegido alguna idea loca de Aly. Como decir que nos conocimos una noche encerrados en una estación de policía, ella por pintar una pared publica y yo por insultar a un policía, su cara seria digna de fotografiar.

Escucho un suspiro leve y levanto la mirada del suelo. Tiene la cara casi pegada al cristal de una tienda, sigo sus ojos y veo un lindo vestido rojo, está puesto en un maniquí. El escote es pronunciado, es largo hasta el piso, ceñido a la cintura y con unas mangas que caen en los hombros. Debe verse hermosa con él.

—¿Te gusta?

—Es muy lindo, ojalá me quedara ese color. — dice levantando sus hombros y dando unos pasos para seguir caminando.

—Seguro te queda. — le aseguro.

—No, ese vestido merece que alguien lo luzca.

—¿Quién te dijo que no lo luces?

—Nadie, solo...

—Vamos, tienes que usarlo— digo y la tiró de la muñeca para que entre a la tienda.

—¡Jake!

La campana suena con la puerta y una chica pelinegra nos mira.

— Mi novia quiere ese vestido— digo señalándolo y veo las mejillas de Alisson tornarse rosadas.

Me gusta cuando se pone nerviosa.

Diez Días En Verona ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora