11. Ancla

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Shōyō sintió algo cálido y suave presionar en su rostro, sus mejillas, su nariz y hasta sus labios. Se retorció lentamente hasta salir del mundo de los sueños y abrió con pereza sus ojos, siendo bienvenido por una brillante sonrisa y un amable "Buen día".

Suspiró, acurrucando su cabeza más en el cuello del mayor y zumbó contento, ronroneando cuando Tobio comenzó a acariciar su cabeza y espalda.

—Hey Shōyō, mira afuera —susurró y Hinata alzó su cabeza, mirando pasado la ventana. La luz era brillante y demasiado para sus somnolientos ojos por lo que le tomó un poco acostumbrarse antes de poder ver.

Después pudo ver la blanca cubierta, árboles y tejados cubiertos por la gruesa nieve. Era pura y sin ninguna marca aún. Se puso de pie abruptamente, haciendo que Kageyama se sorprendiera un poco antes de correr a la ventana.

—¡Vamos afuera! —gritó y el Kageyama rió ante la ternura del menor.

—Tenemos escuela hoy.

—No me importa —el gato formó un puchero y rápidamente se vistió. Tobio lo siguió, cepillando sus dientes en apuro para lavar sus rostros. Ambos tomando un pedazo del pastel que Bokuto les había traído el día anterior y Hinata corrió hacia afuera, arrastrando a Kageyama al final. Eran solo pasado las seis de la mañana y todos seguían durmiendo. Estaban en calma, el sonido de sus pisadas siendo silenciados por la blanca nieve que cubría el suelo. Shōyō inhaló el aire y sonrió antes de correr a todos lados, marcando el suelo. El mayor rió y el minino tiró una bola de nieve en su dirección, comenzando a jugar así por un tiempo.

En poco tiempo ambos estaban cansados, Shōyō cayó al piso, la nieve humedeciendo su ropa y Kageyama fue a tenderse junto a él. Sus narices dolían, rojas y heladas, sus manos congeladas pero Hinata se sentía feliz. Más que feliz.

Sintió a Tobio mirarle y lo miró de vuelta, su respiración se detuvo ante la brillante sonrisa que el mayor le daba. Miró a los labios del contrario y lamió los propios. Kageyama sostuvo sus mejillas y sintió latir su corazón como si fuera a salir de su torso. El perro gentilmente llevó su mano sobre la cabeza del menor para acariciar sus orejas y este, vacilante, hizo lo mismo. El mayor se sorprendió un poco ante el movimiento ya que era la primera vez, pero no dijo nada, tan solo se movió más cerca y más cerca, agarrando al felino por la cintura con su mano libre y frotó sus nariz juntas. Shōyō maulló, sonrojándose ante el sonido que había hecho y cerró sus ojos.

Se sintió cálido y bien, pero abrió sus ojos sorprendido cuando sintió a Kageyama presionar sus suaves y gruesos labios contra los suyos. El gato jadeó, Tobio tomó sus mejillas para profundizar el beso y el menor se preguntó qué estaba pasando. ¿Por qué Tobio lo estaba besando?

Se sintió perdido, los colmillos de Kageyama suavemente rozando sobre su labio inferior y volvió a maullar, sus orejas bajaron sobre su cabeza y su cuerpo tembló ante la sensación. El perro rompió el beso y resopló, gruñendo levemente, haciendo que el gato gimoteara.

—Lo siento —dijo rápido y Shōyō se sintió aún más confuso.

Hasta que olió eso.

—T-Tobio... —Shōyō susurró avergonzado y Kageyama suspiró.

—Sí, lo siento. Creo que mi celo llegó —gruñó, frustrado y se puso de pie, ayudando al gato a pararse.— Realmente lo siento, deberíamos entrar —añadió y el menor asintió.

— Realmente lo siento, deberíamos entrar —añadió y el menor asintió

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Love me || KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora