12. Llamándote, Llamandome

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Tobio gruñó cuando el agua fría caía en cascada sobre su espalda. Se sentía enfermo y caliente al mismo tiempo, deseando cualquier tipo de liberación ya que estaba duro, tan malditamente duro que apenas podía mover su cuerpo. No quería masturbarse por quinta vez, estaba cansado y se sentía tembloroso, casi cegado por su instinto animal que justo ahora gritaba follar, follar, follar.

Tragó sus jadeos, tratando de salir del baño para tenderse en su cama. Shōyō se había ido esta mañana y hasta ahí había estado casi bien. Casi. Pero como cada vez se estaba volviendo peor cuando se acercaba la noche, y el hecho de que la esencia del gato estuviera en toda la habitación no ayudaba para nada. Kageyama quería solo una cosa ahora: encontrar al gato y destrozarlo.

Siempre había sido de esta manera, desde su primer celo, el joven felino estaba en su mente hasta detenerse, ya que siempre había gustado de Shōyō, por lo que era normal. Pero ahora tenían la misma habitación y Kageyama estaba intoxicado por la esencia que estaba presente y no dejaba su mente, estaba repitiendo Shōyō, Shōyō, Shōyō, en ella una y otra vez. Sentía como si fuera a volverse loco, la cama del gato, su ropa, todas las cosas del gato se reían de él, como si se estuvieran expandiendo a cada segundo, un poco más, llenando todo de la dulce fragancia del felino.

Por lo que Kageyama se estaba poniendo en el modo Follar a Shōyō, gruñendo frustrado. Se acomodó en su cama, la almohada del gato fuertemente presionada contra su pecho y estaba suspirando ante la presencia, renunciando a resistirse y esperaba así poder dormir. Cerró sus ojos, su cuerpo sudaba profusamente, pegando su ropa a su piel, estaba duro al extremo y su respiración violenta, recordando las delicadas facciones del gato, su sonrisa, su esencia, su voz y la sensación de su ronroneo resonando en su pecho. Suspiró profundo y recordó la sensación de los labios del menor sobre los suyos, lo adorable que se veía cuando estaba avergonzado y su hermoso y encantador rostro cuando lloraba.

Estaba profundamente encariñado con el otro y no podía negarlo.

Cayó dormido temprano en la mañana con la característica sonrisa de media luna de Shōyō en su mente.

Cayó dormido temprano en la mañana con la característica sonrisa de media luna de Shōyō en su mente

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Lo golpeó rápido y fuerte. Estaba durmiendo tranquilamente, su cansancio desapareciendo lentamente cuando abrió sus ojos examinando profundo en la oscuridad, sintiendo su garganta seca. Su respiración se aceleró y sus pupilas se dilataron, la segunda ola de celo golpeándolo con fuerza cuando la primera no fue lo suficientemente dura. Era diez veces peor y sus extremidades temblaron, su visión cegada por la lujuria y deseo. Se sentó en la cama, agarrando las sábanas en sus puños y trató de controlarse a sí mismo, su boca estaba abierta intentando tomar todo el aire que podía. El perro en su cuerpo estaba furioso, gritando y ladrándole, diciendo que se parara de una puta vez y cazara, cazara al fruto de su frustración y todo su deseo.

—Shōyō —gruñó, sacudiendo su cabeza justo después.

No. No podía, no debía perder contra sí mismo. Shōyō no lo amaba ni quería de esa manera y aunque fuera el caso, él aún no tenía su primer celo. La última cosa que quería era lastimar al menor.

Love me || KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora