5. Clases Especiales

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Un mes. Ha sido un mes desde que Shōyō llegó a la habitación de Tobio y un mes en donde Yū vio a su amigo cambiar. Lo vio, vio cómo Shōyō estaba más feliz y brillante, como si algo estuviera derritiéndose lentamente, suavizando su corazón desde adentro. La realización golpeó lentamente a Yū al ver que su amigo se atraía hacia el perro mayor; Shōyō se había atraído por el chico que había intentado rechazar toda su vida. Yū sabía que Shōyō no estaba listo para especificar o notar algún tipo de necesidad física o algo como eso que envolvía a los dos, pero él sabía que el gato sabía que le gustaba -de una manera amistosa- Tobio.

Y Nishinoya estaba determinado a hacer que su amigo lo admitiera, y decirlo en alto frente a él.

—Así que... Se ven cercanos —Nishinoya molestó al gato cuando Hinata se unió a él luego de despedirse de su compañero de cuarto.

—¿Qué? ¿No puedo ser amable? Es lo que llaman ser cortés, baka —el gato maulló enojado.

—Hey, soy tu mayor. Demuéstrame algo de respeto —Nishinoya siseó, haciendo al menor murmurar un 'seh, seh'.

Caminaron al gimnasio, felices de poder pasar algo de tiempo juntos. Nishinoya, estando en un año menor que Shōyō, no tenía mucho tiempo con su amigo en el colegio. Pero hoy era especial. Hoy eran las clases especiales, el único día donde podías estar con quién quisieras, en el grado que quisieras y siguiendo las clases que quisieras -al menos cinco diferentes clases en el día, claro-. Habían tres días como estos en el año, y Shōyō y él siempre tomaban el día para ir a clases superiores y hacer algo en que no fueran buenos, solo por la diversión de ser alguien más por el día. Por ejemplo, ellos fueron a la sección de ballet, solo por el gusto de estirar sus cuerpos al extremo por dos o tres horas, tan solo por el placer de no tener que hacerlo por el resto del año.

O si no fueron a la clase de psicología, filosofía o todas las cosas que odiaran mucho. Tal vez fueran masoquistas después de todo, pero era tan solo por un día, incluso pensaron que no molestar en las clases o escuchar y tratar de entender -a pesar de que no lo hicieran del todo- era lo suficientemente divertido.

En primer lugar, podríamos pensar en cuál era el objetivo de tener un día como este. Felinos y caninos estaban de acuerdo en un día que permitiera algunos intercambios entre razas y diferentes edades. Intercambiar у conocimientos y al hacerlo temprano en el año, permitía у que las personas que no sabían si seguir una clase durante el año, pudieran ver alguna otra y así poder continuar en la que quisieran.

Era algo bueno, Nishinoya siempre lo pensó, porque debido a eso había descubierto que le encantaba el deporte cuando era joven.

Cuando salieron de las clases de ballet agotados, Nishinoya propuso ir a la sección de rap. Se despidieron de la profesora de ballet, una gentil mujer que estaba acostumbrada a los dos ya que siempre iban ahí en días como este desde que tenían cuatro o cinco años. Ella nunca entendía por qué no aplicaban a la clase todavía.

—¿Por qué de repente la sección de rap? —Shōyō preguntó y el zorro se hundió de hombros.

En realidad no podía admitir que esperaba ver a Asahi ahí, porque había descubierto -luego de leer unos cuantos rap de la pantera- que Asahi estaba en esas clases.

Caminaron a la sección, y como habían pensado, mayor parte de los estudiantes alrededor eran novatos o de primer año queriendo probar rap e intentar impresionar a los mayores de ahí.

En días como estos también la mayor parte de la gente estaba en busca de un 'amigo'. Nishinoya odiaba llamarlos 'compañeros' porque para él, una relación tenía que construirse y con ideas que eran solo para colegialas que soñaban con su príncipe azul.

Love me || KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora