15. Mejor

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—¿Te sientes bien? —Tobio preguntó y Shōyō asintió somnoliento.— Bueno. Me voy, dejaré la puerta con seguro y le diré a Nishinoya que venga después del colegio, ¿okey? —Shōyō asintió otra vez.

—¿Estarás aquí pronto? —preguntó suavemente y el mayor ladeó su cabeza hacia un lado.

—No lo creo... Necesito ir a los entrenamientos de voley ya que me he ausentado por... Cuatro días ya. —Murmuró y el menor se sintió avergonzado.

Claro, se había perdido cuatros días completos de escuela mientras que sus olas de celo se habían detenido al final del segundo día, pero Kageyama se había quedado junto a Shōyō porque era el primer celo del gato que fue particularmente intenso y no podía soportar estar lejos del perro. Shōyō no sabía por qué Kageyama había aceptado tan bien de cuidar de él, incluso después del segundo día, pero ahora ambos estaban sonrojándose cada vez que sus miradas se encontraban porque había experimentado tantas cosas en solo cuatro días de lo que Kageyama había experimentado en años de celo.

—¿Shōyō? —Kageyama le llamó y el gato lo miró, derritiéndose ante la gentil sonrisa del mayor para él.— Ahora no es el momento y sé que estás perturbado por lo que pasó entre... Nosotros... pero no tienes de qué preocuparte, ¿está bien? Descansa y luego tendremos todo el tiempo para hablar sobre esto, ¿ya?

Shōyō lamió sus labios antes de dejar salir un débil "okey". Kageyama sonrió aún más alegre pero Shōyō pudo sentir que el mayor estaba asustado como él. El gato no sabía aún lo que quería, por lo que sí, tenía que reflexionar bien y después podría discutirlo con el mayor.

—Me voy ahora —el perro comentó pero no se movió, sus ojos pegados a los de Shōyō. El gato formó un pequeño puchero, evitando sus ojos y su corazón comenzó a latir acelerado cuando sintió a Kageyama tenderse sobre él.— ¿Puedo besarte? —era algo bastante inocente ante todas las cosas que ya habían hecho con el otro los últimos días, pero Shōyō estaba agradecido de que le preguntara. Lo miró de vuelta, sonrojándose y asintió leve.

Kageyama se acercó aún más, presionando cuidadosamente sus labios y Shōyō sintió mariposas explotar en su vientre, su corazón en su garganta y le encantó cómo no podía distinguir entre sus sentimientos y los de Kageyama, sintiéndose enamorado pero aún así confundido, y se sintió tranquilo ante eso porque cuando ambas personalidades se mezclaban él se sentía completo. Tan completo que era fantástico.

Era suave y no duró demasiado, Tobio apartó sus labios y acarició las mejillas de Shōyō cuando dejó un besito sobre la nariz.

—Te enviaré a la enfermera durante el día, solo por si acaso, ya que tu celo fue demasiado intenso —y Shōyō le agradeció viendo como el perro se resistía de llegar a la puerta, observando fijamente al menor antes de despedirse moviendo su mano antes de cerrar la puerta.

El gato oyó el click de la puerta que indicaba que estaba con seguro y cerró sus ojos, escuchando los pasos de Tobio mientras se iba y dejó salir un suspiro cuando no pudo oler más al mayor.

Se sentía vacío.

Tan vacío cuando habían pasado cuatro días enteros conectado al otro, solo por los dedos o algo más íntimo. Su corazón se apretó y lágrimas se asomaron en sus ojos. Se estaba sintiendo tan solo.

Apartó sus pensamientos lejos, moviendo su cabeza y mirando alrededor de la habitación, tratando de distraerse a sí mismo.

Pilló su cama, el pobre objeto totalmente destruido ahora. Estaba en un mal estado dos días atrás pero ahora era aún peor.

Estaba muerta, habían continuado sus sesiones de amor sobre esta antes de bañarse y dormir juntos en la cama de Tobio. Habían usado una cantidad de sábanas y el minino no quería saber lo mucho que las había rasgado. El perro había sido tan amable, siempre lavando al menor cuidadosamente, alimentándolo y tendiéndolo suave sobre las mantas.

Love me || KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora