"-Entonces debemos hacer algo.-Dijo el antiguo alfa.-Pero tengo una pregunta.
-¿Cuál?-Preguntó el humano.
-¿Por qué hay una niña de trece años aquí?."
𝙂𝙪𝙮𝙨 𝙢𝙮 𝙖𝙜𝙚.
Teen Wolf × Oc!.
Prohibida su copia, adaptación o plagio de esta historia.
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Maratón 3/3.
Nota: me salté varios capítulos de la serie. Ambientado en el capítulo 11.
Para Isabella McCall el amor era algo tan asqueroso e insulso como el ir a un cine y sentarte junto a alguien que hace ruido al masticar. El simple sentimiento, ese que calienta tu pecho al ver a alguien que quieres, hacía que la pequeña Izzy hiciera arcadas con la intención de dejar en claro que le da asco, o al menos eso era hasta ahora. Nadie lo sabía, pero Izzy estaba enamorada y de nadie más que del propio mejor amigo de su hermano, Stiles Stilinski, desde muy pequeña. Claro está que el chico no lo sabía, y si lo supiera, él no le correspondería de la misma manera, pues para Stiles, Izzy no era más que una pequeña hermana de otra sangre, como también lo era Scott.
En más de una ocasión, Izzy, accidentalmente, se mostró un poco interesada en Stiles, como las veces en que se sonrojaba cuando este le halagaba por algo insignificante, un peinado, su ropa o algún comentario sarcástico, no importaba, para Izzy, que Stiles le dé un halago, era algo que provocaba un rubor en sus mejillas. Hubo una época en donde Izzy se negaba a aceptar aquel sentimiento que tenía en su pecho por el chico de lunares, pero este año, por alguna razón, ya no le parecía tan malo, e inclusó se sentía ilusionada con el hecho de que últimamente él le estaba prestando atención ahora que ambos sabían del secreto de su hermano Scott.
La canción “Poker Face” sonaba en la radio de la chica mientras hacía la limpieza de su cuarto, por órdenes de su madre, cuando alguien llamó a su puerta. Habían pasado días desde su última situación extraña, por lo que raramente se sentía tranquila.
—Izzy, soy Scott, ¿puedo entrar?. —Escuchó la voz de su hermano desde el otro lado de la puerta.
La muchacha suspiró y se acercó al mueble en el que estaba su radio, apagado el aparato.
—Sí, Scott.—Respondió Izzy, caminando hacia su cama, sentándose en esta.
La puerta se abrió de forma vacilante, dejando ver a un incómodo Scott, quien parecía debatirse entre enfrentar a su hermana o irse al baile, al cual no se le había permitido. Finalmente, Scott entró a la habitación y cerró la puerta detrás de él.
—Hola...—Murmuró Scott, con una sonrisa tensa.
—¿Pasa algo, Scott?. —Preguntó Izzy, mirando al mayor con el ceño fruncido.—Te ves... ¿tenso?.
—Quería hablar contigo antes de irme...—Soltó Scott.—Hace días que no lo hacemos...
—Sí... —Murmuró Izzy, bajando su tono de voz lentamente.
—Sé que te están pasando cosas, también. —Murmuró el moreno, caminando cautelosamente hacia ella.—Y no sé si son exactamente lo mismo que a mí, pero tengo entendido que también son extrañas. ¿No?.
