Wolf Moon.

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El verano termina, las clases comienzan

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El verano termina, las clases comienzan. Ese era el momento que tanto odiaba Isabella, como todos los estudiantes de Beacon Hills, pero aún más Izzy. La castaña de ojos verdes odiaba la escuela, aunque era muy buena en ella, la odiaba. No había un porque en concreto, pero lo hacía, y aún más cuando su madre le enviaba a organizar sus útiles escolares en el bolso viejo de su hermano mayor, Scott.

Isabella Danielle McCall era, en una sola palabra, insufrible. Su curiosidad y su alto egocentrismo era una combinación que sólo su madre, Melissa, su hermano mayor y Stiles, amigo de la familia, podían aguantar. Aunque sólo muy poco. Demasiado ego y orgullo en un cuerpo de tan solo 1,54 metros. "Un demonio en cuerpo de elfo", le describía Stiles.

Esa noche no era como cualquier otra, pues una luna creciente estaba sobre el cielo estrellado del pueblo, y digamos que Izzy siempre fue una persona muy creyente de los astros y estrellas, hasta de lo sobrenatural. Ella decía que quería ser una sirena, pero nuevamente Stiles le aplastó su sueño, la primera vez fue cuando le dijo el hada de los dientes no era un hada panzona y barbuda, sino que era su madre quien escondía dinero bajo su almohada.

La castaña guardaba su libro de Matemáticas en su desbaratado bolso, cuando escuchó un ruido extraño cerca de su cuarto, haciéndole fruncir el ceño. Rodó los ojos al suponer que se trataba de su hermano con su estúpida práctica para entrar como titular en el equipo de Lacross.

-¡Scott!. -Gritó la ojiverde. -¿Podrías no practicar contra la pared?. Resuena en mi habitación, gran tonto.

-¿Izzy?. -Oyó el grito de su hermano al otro lado de la pared.-No he sido yo, pero también lo oí.

Isabella dió una fuerte exhalación antes de dirigirse a la puerta y caminar hasta el cuarto de su hermano, quien tenía la puerta abierta.

-¿Qué fue, entonces?. -Preguntó la pequeña, con una ceja levantada.

-No lo sé, Izzy.-Dijo Scott, elevando los hombros.

-Si vuelves a romper la ventana por practicar, le diré a mamá. -Amenazó la menor.-Sabes que no se tragó eso de los duendes.

Otro golpe. Isabella frunció el ceño y se tensó, sintiendo el pánico recorrer su cuerpo. Scott se levantó de la cama, donde con anterioridad estaba sentado, y se acercó a su hermanita, mirando a su alrededor. El golpe había sido muy cerca.

-Iré a ver.-Dijo Scott, mirando a su hermana.-Quédate aquí. Seguramente fue el gato del señor Finnigan.

La castaña le miró de reojo y asintió levemente, antes de caminar hasta la cama de su hermano y sentarse allí. Scott tomó el bate de madera que descansaba sobre el marco de la puerta y salió en busca de la fuente del golpe. Isabella intentaba concentrarse en no asustarse, pues aún era una niña, temía que fuesen ladrones. Se levantó de la cama, sintiendo la ansiedad en sus venas al ver que Scott tardaba un poco. Comenzó sus ejercicios de respiración y caminaba de un lado a otro, esperando oír a su hermano entrando a la casa nuevamente, pero eso no sucedió, en cambio oyó el grito del joven de 16 años que había salido hace unos minutos, aunque no solo fue el grito de Scott lo que la confundió, sino que había oído un grito conocido. Corrió a la cama, subiéndose a esta y pegándose a la ventana, viendo unos pies en el tejado. Esas viejas Vans las conocía.

Guys my age || Teen Wolf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora