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Medio mes después


Han pasado dos semanas desde el incidente en mi dormitorio, Agamenón se sintió humillado por ambos. Ni él, ni sus padres quisieron escuchar lo que teníamos que decir ninguno de los dos. Y para mi sorpresa, Asmodeo no dijo nada. Solo agacho la cabeza y acepto su culpa. El último recuerdo que tengo de ese día, es al moreno agarrando a su hermano por el cuello y golpearle en la cara justo después. Mi padre aún me ve como una gran deshonra para la familia y una desilusión por la traición hacia nuestras creencias. Mentiría si dijera que me arrepiento, porque no es así. Si es cierto que me entregue al deseo con quien no debía, pero solo disfrute de lo que siempre mi madre defendió. La juventud, ya que no soy una ingenua niña pequeña. Debian aprender, que,  aunque se empeñen en tratarme como tal, ya soy una mujer adulta.

Lo que más me duele, es ver la cara de decepción de mi padre. Sin embargo, sigo sin comprender que un matrimonio concertado sea lo mejor para mí. No me habla desde entonces, contando, que todo este tiempo, el atacante no volvió a aparecer. Eso me hace sospechar de ellos, negándome a mí misma que eso pueda pasar.

—Circe, tenemos que hablar. —exige mi padre irrumpiendo en mi habitación.

—Aita, no me apetece oír más reproches. ¿Qué más quieres de mí? —suplico.

—Que pidas disculpas al chico, y lleves a cabo el enlace. —sus ojos brillan por la rabia.

—¿Por qué? ¿A qué se debe esto ahora? No quiero casarme, ¿aún no lo habéis entendido?

—Han aparecido seis cuerpos más en los otros tres valles, piden soluciones, Circe. No sé qué más hacer.

—¿¡La respuesta es casarme!? No lo creo, padre.

—No, es que vuestra magia se vuelva una. Ambos sois piel de serpiente, sabes como yo que significa eso. No podemos permitir que la descendencia Urtziaga se pierda con un cualquiera. —golpea el metal del piecero de mi cama.

—Padre, no hay...— Mi hermano intenta interceder, se queda quieto en la puerta, esperando que le permitan hablar.

—¡Cercenus! ¡Esto no es asunto tuyo! — grita señalándole. —Prepárate y vete. Me pondré en contacto contigo después, no quiero que regresar sin una fecha para la unión. —ordena.

De un portazo me encierro en mi dormitorio, ellos esperan abajo a que me decida a mi degradación absoluta.

Mi cabeza es un basurero mental, donde nadie me deja descansar sin agobiarme. Por otro lado, Aitana y Arantxa insisten en someternos a las pruebas y ser las próximas, y primeras Moiraks de diferentes Aquelarres en sellar el destino. Yo tengo miedo. Estoy sometida a demasiada presión, y el resto no quiere comprender eso. Mi padre me lo ha asegurado, él necesita una solución cuanto antes. Y los Goychea son el billete dorado a mi futuro. Es cierto que solo deseo mi propia libertad, pero no iba a ser posible.

Y por extraño que parezca, echo de menos a los hermanos Goychea, las conversaciones con Agamenón y los absurdos juegos de Asmodeo que tanto me cautivaron.

Al fin me decido, así que no pierdo el tiempo y agarro mi capa. Mi mayor penitencia sería ir andando por el ardiente valle rojo y pedir disculpas en persona. Pero es una locura, una bruja de tierra no podría soportar el calor, ni los gases del aire. Cuando mi padre está más tranquilo, al final accede a ayudar en algo. Es quien convoca un portal y como una gran familia vamos todos a Goyeneche, para prestarme apoyo. Con sinceridad, pienso que es una cuestión de asegurarse que pida disculpas.

—"Inhaló, exhalo"—. Me repito una y otra vez en la cabeza. Sentada frente a los Goychea, observo que el matrimonio espera que diga algo. No suelto mis manos, hago chascar mis nudillos, intentando desviar mi mente a otra cosa. Los nervios se están apoderando de mi voz y no sé cómo empezar la conversación. Mi madre comienza a darme pequeños codazos, con cuidado de que no nos vean. Su insistencia me pone más nerviosa y mordiendo el interior de mi boca, ahogo la rabia por el momento.

🦋PROYECTO HILOS ROJOS PARTE I🦋-[BORRADOR], (1) #karmaadwards2023 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora