🦋PROYECTO HILOS ROJOS PARTE I🦋-[BORRADOR], (1) #karmaadwards2023 [+18]

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Al volver a la realidad, nadie se da cuenta de mi breve ausencia. Todos continúan igual, así que dejo a la moirak descansar y a los demás en sus tareas. Decido subir a mi habitación y averiguar en mis libros como puedo ayudar.

Después de un rato, masajeo mi sien para sacar el cansancio. Los textos son vacíos, no encuentro nada que me sirva. Es una sensación agridulce por la inexperiencia. Manejada y usada, así me he sentido, desde el principio, una marioneta con los hilos empalmados con nudos ante las reclamaciones de los demás. Vivo luchando por la oscuridad que reside en mi interior, y que insiste por salir a devorar a todo el que se interponga en su camino. Jamás he entendido por qué yo, ¿Qué es lo que me hace tan digna?

Observo mi reflejo que me devuelve la mirada, en la casa de los Goychea espero a que la modista acabe de arreglar el vestido. Los últimos detalles del enlace son cruciales para que, esta vez, todo salga bien. Perdida en mis pensamientos, sin saber qué decir, ni cómo actuar, las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas. Los acontecimientos que surgieron a primera hora, tienen mis nervios de punta. Otra anciana muerta, la Ama Lurra, desaparecida y la marca que comparto con los gemelos sin saber su significado. ¿Qué mala broma es esta? Aguanto los sollozos para que nadie más los note.

—Estate quieta, te voy a picar con un alfiler al final. —La costurera termina de arreglar el bajo del vestido, en un rincón de la habitación mi madre me mira con tristeza en el rostro. No quiere ver como ocurre en realidad, pero entiende que así tienen que ser. O eso es lo que mi padre le instaura en la cabeza todo el tiempo, ella es otra marioneta más de su teatro. A pesar de ser una gran actriz y querer que sienta la confianza de sus propias mentiras. Y es que hace tiempo que desconozco todo lo que me rodea, incluida la visión personal que me devuelvo en cada reflejo que doy.

—Estás preciosa hija, el negro resalta tus mejillas rosadas. Y la palidez de tu piel, será grandiosa. — Roza mi rostro limpiando las lágrimas que caen. No puedo evitar sonreír por sus palabras, mientras me atusa el cabello suelto que cae en los laterales. A su vez, la mujer a mis pies continúa arreglando el vestido, colocando cada detalle con cuidado y perfección. De eso ya se estaba encargando mi padre, no puede permitirse que nadie falle, solo le ha faltado gritarle a la luna si no aparece en el firmamento o al tiempo si decide cambiar y arruinar sus planes.

Su temperamento es peor que el habitual, y ha determinado, durante todo el día, retirarme la palabra, para no discutir. Cree que eso es lo correcto y no se da cuenta de lo que duelen sus actos. Y es extraño, porque no logro reconocer a mi padre, ni parece el mismo hombre desde que los Goychea aparecieron en nuestras vidas, han sido una explosión de acontecimientos. El atacante, las muertes, la boda. Todo lo tiene demasiado estresado o eso es lo que me digo a mí misma y se encarga mi madre de repetirme. Sumando los comportamientos ausentes de mi hermano, que parece un desconocido. Estos días mi vida es una brecha que cada vez es más grande.

Un golpe seco en la puerta, rompe el silencio que hay en este momento. Puedo reconocer la cabeza que se asoma por el marco y esos cabellos cobrizos que se dejan ver, a su vez otros más oscuros, casi negros, empujan a los primeros pidiendo paso.

—Déjame entrar, no puedo ver cómo va vestida. —Dice Aitana a Arantxa. Y siendo una completa idiota sonrió al ver a mis amigas aparecer de manera tan repentina, es algo que no me espero y aunque me sorprende, me hace muy feliz en este momento. Sin previo aviso me abalanzó sobre ellas, rodeándolas, pidiendo una muestra de afecto por su parte. Y es que necesito a mis amigas, mis hermanas, esa porción de mí que me ayuda en los peores momentos.

—Lo siento. —Puedo escuchar al unísono, sus voces, están quebradas. Los sollozos son inevitables y las tres rompemos a llorar, somos un mar de lágrimas.