Veo salir a la morena de mi habitación, dejándome boquiabierta con su confesión. No fue un simple sueño, ni producto de las hierbas. Paralizada, pensando en la vergüenza que siento, quiero encontrar a Agamenón para poner límites en ambas direcciones.
Arsemus maúlla al mirarme, puedo sentir como mantiene la vista sobre mí mientras alarga esos alaridos que parecen una acusación.
—No digas nada, ni me juzgues. A saber, qué haces tú cuando te escapas por la ventana. — observo a la bola de pelo gris con el entrecejo fruncido, él de nuevo maullar. Y mientras se mueve del sitio acercándose más a mí, vuelvo a comenzar una pelea sin sentido. —Ahora te crees el santo que no hace nada, a la gata de los vecinos le ha crecido mucho la barriga. Vamos a ver como salen esos cachorros. —es ridícula la conversación. — Me voy a pasear. — Dejo de lado esta discusión unilateral con mi gato, cojo la primera capa que pillo del armario y subo a la parte superior del castillo.
En una de las torres cerradas, a la que me gusta llamar, altillo. Allí se está en completo silencio, hace tiempo que nadie sube a aquel lugar. Hay sabanas recubriendo los viejos recuerdos de la familia y una gran ventana que deja entrar la poca claridad que nos da la luna creciente. Cuando quiero sentir calma no solo recurro a la paz que me genera el bosque, sino también en la pequeña habitación que me ha visto crecer cada año. Aquella que bajo un manto de telarañas, oscuridad y suciedad me arropa para cubrir mis dudas.
Barajo las posibilidades de ir en busca de mis amigas tal vez, o ir a ver a Agamenón y preguntarle qué es lo que ha pasado. Me acerco al alféizar de la ventana, abriéndola, dejando que la luz que entra por ella ilumine mi rostro. Como un baño de luz para recargar mi energía vital. Cayendo al vacío, sintiendo el aire mover mi pelo y la velocidad acrecentando.
—Transferentzia. — musito dejando escapar las palabras. Son pocos segundos, los que mi mente tarda en viajar. Caigo de golpe sobre algo mullido, de tacto suave y con cojines a mí alrededor. Las luces en la estancia son escasas, apenas alumbrada por una lámpara interior dentro de un gran terráqueo en la otra punta. En él descansa una enorme serpiente negra de mirada oscura, justo al lado una un pelín más grande de ojos rojos y escamas albinas. Ambas me rodean, frotando sus cabezas alrededor de mis piernas. Mi piel es expuesta, brindando ese resplandeciente tono dorado.
—¡Circe!— sonrió al ver a mi amiga. La habitación de Aitana es de colores cálidos, cubierto por enredaderas con flores de tonos muy vivos. Ella está frente a su enorme tocador, levitando mientras con un excesivo número de velas moradas encendidas, rodeándola y flotando en el aire. Noto que está muy concentrada, no quiero interrumpirla y espero a que termine en algún momento.
—¿A qué viene mi buena amiga? —Escucho decir a Aitana.
—Tras sufrir abandono por mis amadas hermanas, he decidido venir en su busca "mi lady". —Me río mientras hago una reverencia burlándome de ella.
—Le recuerdo a la víbora de mi amiga, que, a pesar de tener serpientes como mascotas, la que tiene sangre de realeza, es usted. Puedo sentir todo el poder de su piel a través de tus ojos. — Comenta ella mientras me devuelve la reverencia. Resoplo, algo molesta. Siento que evade mis preguntas y eso me enfada aún más.
—Ahora en serio, ¿Qué os ocurre, Aitana? Habéis desaparecido ambas. — Mi amiga me aparta la mirada, no habla. Se levanta de su lugar, al mismo tiempo que de un manotazo apaga las velas.
—Entiende que algo amenaza la vida de las brujas cercanas a ti y tu aquelarre, es lógico que tenga miedo por lo que me pueda pasar a mí y mis hermanas. Incluso mi familia me ha pedido que me aleje de ti, creen que los ataques sufridos al valle blanco es tu culpa. —Me siento insultada, desde el momento que nos hemos conocido nuestro vínculo ha ido más allá de los rumores infligidos por otras personas. Ahora ella ha roto esa confianza en cuestión de segundos.
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🦋PROYECTO HILOS ROJOS PARTE I🦋-[BORRADOR], (1) #karmaadwards2023 [+18]
FantasiaEn un lugar oculto del bosque, cuatro valles conviven en perfecta armonía. Regiones divididas por elementos, espíritus y guías ancestrales. Entre ellos, en las profundidades de Amboto, una joven es obligada a casarse por medio de un matrimonio arreg...