CAPÍTULO 08.

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Residencia Jun 562. Shangái.

—No han vuelto.

Xu KaiCheng estaba inquieto. Sus dos hombres envíados a Beijing tan sólo dos días atrás para la captura de sus cometidos no regresaban, y cada coordenada marcada por los rastreadores puestos en sus trajes no cobraban su respectiva utilidad. Habían sido destruídas sin saberlo.

—Revísa las grabaciones de nuevo.

—Pero las cámaras de ese barrio no sirven...

—¡El auto tenía una escondida! ¡Sabes cómo hacerlo! ¡Apresúrate!

Originalmente, nunca actuaba con tan explosivo carácter, así que la mayoría de sus hombres presentes en la sala se encogieron, obedeciendo a la órden en su totalidad por sí alguno no lograba víncularse desde su distancia con la casi posible cámara del vehículo.

—Está aquí.

KaiCheng fue rápido con el que habló, poniéndose a su detrás, inclinado lo necesario para que pudiera ver bien las grabaciones proyectadas en la pantalla. La proyección inicio, sacándole bufidos de la boca por cada segundo que pasaba, mirando exhaustivo como a quienes buscaban eran tan fácilmente vencidos.

Para cual, cuando la cámara del auto enfocó de mejor manera a Wang LuSi, dado que ella en ese momento había caminado a las paredes por el habla del pelinegro, cada uno de sus gélidos gestos de su cara se fueron deshaciendo hasta transformarse en un completo lío de angustia y vacilo.

Así que se extrañó tanto; su cabeza daba vueltas en puras borrosas y distorsionadas visiones de las cuales nunca recuerda con juicio cuando sucedieron en su vida. Mucho menos sí acataba que, en su mente, desde su infancia siempre había sido excluido de todo por mano de su padre.

Lo que se presentaba en su cabeza se aclaró; y cada uno de todos sus fébriles sentidos se fueron transformando en la grande frágilidad cuando ello le invadió en su absoluto.

Nunca antes vió a LuSi, mucho menos haber estado en su compañía. ¿Entonces por qué recordaba tantas cosas imposibles de haber sucedido?

Ella caminaba a su lado; tan sonríente y preciosa como apenas podía verla en la grabación. El sol del atardecer le daba al rostro directamente, en un sitio tan hermoso como los que en la actualidad sólo podía mirar cuando tenían que pasar de residencia a residencia. Tan diferentes a todos esos lugares en los que toda su vida había estado.

—Xu KaiCheng, ¿Dejarás de mirarme como un acosador?

—Yo no creo poder hacerlo.

Sus piernas sufrieron un balanceo, por lo que se sostuvo, cediendo lentamente hasta quedar de cuclillas, con sus codos apoyados sobre sus rodillas para así dejar sus palmas en su frente, estando entonces con una conmocionada expresión.

Zhao LuSi.

—¿Cuál... es el nombre de la mujer? Dímelo de nuevo.

—Wang LuSi.

Y la extrañeza se coló a su pecho, extendiéndose a cada rincón al que pudo sentir; porque se acordaba de ella a tan diferentes sucesos de los que han vivido.

Se incorporó, frunciendo su ceño a cada uno de sus hombres presentes en la sala. Su rostro volvió a ser uno de dureza en su máximo esplendor, alejándose a largas zancadas de donde antes estuvo para en cambio pararse en medio de la zona, encendiendo la gran pantalla principal que quedaría a vista de los presentes.

My Boyfriend Is A... ¿¡Videogame!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora