CAPÍTULO 12.

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Sus párpados pesaban y su cabeza dolía tan horrible que no se creía capaz de poder levantarse de la cama. Sentía su cuerpo entumido y cansado como si hubiese corrido por horas y eso no era algo que, según su mente, no había hecho el día anterior antes de haber bebido.

Soltó una inhalación brusca, parpadeando lenta y seguidas veces tratando de ubicarse en el lugar en el que estaba. Quizás su reacción hubiera sido normal como siempre; quedarse en su mismo lugar con la cabeza reventándole por el cansancio.

Pero no, sus ojos se fueron abriendo de más y su mente voló tan lejos en la sorpresa y culpabilidad en cuanto sintió sus manos presionarse contra una tibia superficie, la cual no era de las frazadas de la cama. Además, uno de sus brazos tenía un peso encima, de igual manera que una caliente respiración chocaba contra su mandíbula.

Su vista se aclaró aún más por el sentir. Xiao Zhan dormía a su lado, entre sus brazos, y él lo sujetaba por la cintura directamente de su piel. Por si fuera poco, la camisa que este portaba alcanzaba a notarse con un par de botones desabrochados y mal puesta.

No tuvo una buena reacción acatante. Se sentía tan mal físicamente y el hecho de estar pensando en que había hecho algo malo a Xiao Zhan en contra de su voluntad sólo empeoraba las cosas. No se acordaba de nada después de haber vuelto de HuangJiu a casa, por lo que no podía estar seguro de nada en lo absoluto.

Se levantó rápido, acómodando su mal puesta camisa, creyéndose una mierda por la evidencia en el vestir de ambos. Mientras lo hacía, por la rudeza de su acto al quitar el sostén de la cabeza del pelinegro, despertó igual que él, lento, pero con una diferencia de que no estaba alarmado a su semejanza.

—Estás despierto. ¿Cómo estás?

No respondió, si no que examinó con la mirada sus facciones de preocupación. Una razón más por la cual acabar de hacerle sentirse como la misma escoria. —Y-Yo... perdóname.

—¿Por qué...?

—Lo que haya sucedido entre nosotros anoche fue causado por el alcohol.

A Xiao Zhan se le rompió el corazón otra vez. Sus labios se abrieron seguidas veces, cerrándose infinidad de veces por no saber que contestar. —¿Qué quieres decir?

—Nada fue con intención, discúlpame si te hice algo.

—Tú... ¿No recuerdas que tú me...?

Wang YiBo lo interrumpió, negando con ímpetu. Respiraba pesado, tan culpable. —Lo siento, lo siento. Nada de eso fue real, lo que sea que te haya dicho o hecho, todo fue... porque estaba ebrio.

Con una palabra más, el pecho de Zhan se iba aplastando tanto que de nuevo, como todas las veces anteriores en las que, ya sea sabiéndolo o no, YiBo lo lástimaba, sus ojos se cristalizaron. Su mano fue levantándose, dispuesto a ir al rostro ajeno en un acto de impotencia, mientras su boca se abría para hablar.

—¿Por qué no puedes recordar nada?

Wang YiBo lo miró con embeselo, pero a la vez con confusión reprochante. —¿Por qué tendría que acordarme de algo relacionado contigo?

Su trayecto se detuvo, paralizándose y quedándose en el mismo lugar, para después dar un asentimiento en una mezcla de impotencia y dolor. —Tienes razón.— Bajó su mano. —No soy quien para que recuerdes. Nunca he sido nada para tí desde que llegué, sin importar lo que hayas dicho antes.

Fue de vuelta al borde de la cama una vez habiéndole dado la espalda, solamente para que a los pocos segundos de hacerlo su muñeca fuera circundada, tirando de él por medio de esta para atrerlo al cuerpo antónimo, abrazándolo para dejar su frente sobre la clavícula del castaño.

My Boyfriend Is A... ¿¡Videogame!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora