Capítulo 3

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"-No, no  lo hagas, por favor, abre la puerta, no estás sola.

Demasiado tarde para toda esa palabrería. La oscuridad me consumía, emanaba desde lo más profundo de mi, y me rodeaba. No tenía sentido todo este dolor, ni todas esas lagrimas. Sonreía. Quizá me había vuelto loca, sí, pero en este momento no tenía  miedo....."

Me desperté en el momento justo en el que el disparo estalló. Otra vez deje abierta mi mente al caer en el profundo sueño, o pesadilla, como desde hace tiempo solía ser. Volvían mis miedos y  las noches en vela. No, eso jamás. Todos esos recuerdos deben seguir bajo llave hasta que pueda afrontarlos. O quizás dejarlos allí para siempre. No es bueno remover el pasado.

Miro por la ventana y veo todas las estrellas brillar.

¿Cuánto he dormido? Me levanto en busca de algo para comer mientras hago memoria de lo sucedido hoy, la escuela, el puente, él.......¿él? Cierto, él, Kalen. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué me ayudó? Nunca le había visto así, y su voz....  Dios, esa voz. ¿No os parece que debería ser un crimen oírla tan poco? Por curioso que sea, su voz era dura, pero dulce y suave a la vez, grave, perfectamente afinada.... Y estaba llena de ¿preocupación, puede ser? Definitivamente, mañana debería pedirle explicaciones por lo de hoy. Me conozco demasiado y sé que no lo voy a dejar de pensar sin obtener un por qué.

Oí unas llaves.

-Pequeña, ya estoy aquí.

-No me llames así, sólo me sacas 5 años.

-Alguien está de mal humos hoy.

-Perdón, son las pesadillas.

-Oh...... quieres, ¿quieres que  hablemos?

Ahí está, mi hermana sobreprotectora preocupada por si lo volvía a intentar. Me empecé a reír. Se veía tan nerviosa por si tenía que tratar esto conmigo de nuevo.

-No, tranquila, estoy perfectamente.

-¿Segura?

-Que sí Briana, pero creo que me voy a dar un paseo.

-¿ A estas horas? No, ni hablar, es tarde.

-Ya, pero me acabo de levantar, no tengo sueño y lo necesito.

-Pero ten cuidado, lleva el móvil con sonido, y si....

-Y si necesitas cualquier cosa llámame, entendido.

Recogí los platos y me marché. ¿A dónde? Ni idea. Sólo buscaba el silencio de la soledad. Las calles desiertas, los coches apagados, la vida en pausa. Era como estar en un momento detenido con tu propio reloj. Es una de las cosas que me enseñó mi padre: apreciar cada instante, pues en la vida hay tiempo para todo, y por eso este momento es único.

Seguí caminando hasta bien pasada la media noche. Creo que me he perdido, pero no me importa. Me siento en el columpio de un pequeño parque donde me balanceo suavemente. Se respira tranquilidad, tanta que hasta asusta. Meto mis manos en los bolsillos y noto el roce de un papel en mi dedo. Sonrío. Recuerdo cómo me salvó la vida.

-¡Eh!

Una voz me devuelve a la realidad. Me giro levemente para observar a su propietario pero, claro, de negro, de noche y con un casco no sabría decir quien era.

-¿Qué?- dije lo más borde posible.

-¿Cómo que qué? Vete a tu casa. Por hoy ya has tenido bastantes problemas, ¿no crees?

Espera, ¿cómo sabía lo de hoy?

-¿Cómo?¿Y tú que sabes de eso?

-Da igual lo que sepa. Vete a tu casa, es peligroso.

Y antes de que pudiera decirle nada, arrancó la moto y se marchó. Tal vez por inercia sentí la necesidad de levantarme e irme, y eso hice. A paso ligero llegue a mi casa. Intenté abrir la puerta, pero mi torpeza logró hacer que se me cayeran las llaves un par de veces antes de atinar a abrir.

-Buenas noches Noxi-oí  a mi espalda. Reconocí a la perfección la voz. Y esa moto..... genial, esto empezaba a ser bastante siniestro. Espera, ¿ me acababa de llamar Noxi? 

NoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora