Me levanté, sabiendo que hacia mucho tiempo que no dormía así de bien y , sin embargo, mi felicidad no duro mucho. Me percaté de que estaba sola en la cama, algo que no debería ser así. Salí corriendo, llamando a gritos a Kalen por toda la casa. Por suerte para mí estaba en la sala de abajo, poniendo la mesa. Me había hecho el desayuno. Fui directamente a abrazarle, aunque claramente él estaba desconcertado por mi reacción.
-No te has ido- susurré.
-Claro que no, ¿como dejarte sola? – y me estrechó más fuerte contra sí mismo. Olía tan bien... no creía ser capaz de cansarme nunca de tenerle tan cerca.
-Sabes qué esto no puede durar¿no?
-Sí, lo sé, pero no voy a perderte. He estado pensando....
-Eso da igual, no podemos hacer nada nosotros solos.
-Por eso, deberíamos denunciar a la policía, y que se encarguen de llevarlo a un manicomio.
-Si se entera...
-No se va a enterar.
-Si lo hace, alguien morirá...
-Confía en mí.
¿Qué confie en él? Daría mi vida por él, pero no quiero que le lastimen. Es tan importante en mi vida que no sabría que hacer si no lo tuviera conmiego, y eso me asusta. No se hasta donde es capaz de llegar ese demente que se hace llamar su padre.
-Debes irte, o él sabrá que has pasado la noche aquí.
Se levantó ha regañadientes, con el pelo revuelto y los ojos un poco inchados, se vistió con la ropa que trajo la noche anterior, y me dio un beso, de esos que te gritan desesperadamente que no te alejes nunca. Después, desapareció por la ventana y volví a sentirme vacía, rota, perdida... Ya no sabía cuando podría volver a verle... hasta que oí la ventana, ¿para que volvería?
*Narra Kalen*
-Mamá, estoy en casa.- nadie me respondió- ¿Mamá?
El silencio reinaba entre las paredes y no pude evitar temerme lo peor. Hasta ebria me respondía cuando llegaba a casa. Eso me hizo estremecer. Me recorrí toda la casa en busca de mi madre, hasta que la encontré, semiinconsciente en el suelo del baño. Estaba tendida bica abajo, al lado de la bañera, con la ropa desgarrada y llena de sangre. Tenía la cara y el cuerpo lleno de moratones y heridas. Un dolor atravesó mi pecho y entendí que no era dolor. La ira corría por mis venas y solo deseaba matar al cabrón que la había dejado así. Por que sí, sabía que había sido él. ¿Quién sino sería tan cobarde de pegar a una mujer? La cogí en brazos y conseguí espabilarla un poco.
-Cariño...-dijo casi en un suspiro. Casi prefería verla borracha que así, esto me partía el corazón...
-Mamá, tengo que llevarte a un hospital.
-No, tienes....tienes...ella...
-Shh, tú no te duermas.
No sabía que qería decirme, pero veía en sus ojos como su luz se estaba apagando.La subí como pude a la moto y la acerqué al hospital más próximo. Pedí ayuda y rápidamente se la llevaron en una camilla.Una vez todo el papeleo estuvo arreglado, y mi madre se hubo estabilizado me dejaron pasar a verla. Estaba conectada a una maquina de oxigeno, pero se veía mejor que cuando la encontré. Al menos las heridas ya no sangraban. Casi media hora después, abrió los ojos.
-¿Kalen?
-Sí mamá, estoy aquí.
-No, no, no, no, no....- empezó a llorar.
-¿Qué ocurre?
-Vete, búscala.
-¿A quién?
-A Melanie, él lo descubrió hijo, sabía que era una trampa, intenté retenerle, pero me fue imposible, por eso me pegó... ahora ha ido a por ella.
Mierda, ¿cómo no lo había visto venir? Le di un beso en la frente, sabiendo que la dejaba en buenas manos, y salí corriendo de allí. Saqué el teléfono para llamar a Nox, pero acabé llamando a Briana por la cantidad de llamadas perdidas que tenía de ella. Si alguien sabía si pasaba algo sería ella.
-Al fin Kalen, dime que mi hermana esta contigo, dime que esta a salvo.
Silencio.
-Kalen, por favor... ella tampoco me coge el teléfono, y no está en casa, yo...-lloraba, pero yo no podía decir nada, esto era demasiado.
-Te la devolveré, lo juro.
Colgué el teléfono y llame a Christian.
-Hijo mío, que grata sorpresa.
-¿Dónde esta?
-¿Quién?
-No juegues conmigo.
-Está donde todo empezó, tranquilo hijo, esta vez lo haré bien...
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Nox
Ficção AdolescenteLe disparó, al fin logró disparar a la persona que más odiaba en el mundo, sin embargo no murió, las balas no atraviesan espejos. Por eso mismo cada de día se preguntaba cómo podía amar, y cómo podía ese amor ser correspondido. Cada día que pasaba...